Ya sé, eso suena tan fatídico. Pero es literal. Hoy sí estoy totalmente sola.
Es fin de semana y mis hijos se fueron a casa de su papá, como muchas otras veces, pero ahora aparte no están los gatos.
Hoy por la mañana llevé a Claire y a sus dos cachorros a esterilizar. La médica veterinaria me dijo que deben pernoctar en su refugio para mayor seguridad y estoy de acuerdo, sobretodo porque la cirugía de las dos hembras implica un mayor tiempo de cicatrización y en casa podrían querer salirse de la jaula, saltar y con eso corren peligro de que se les abra la herida.
Así que anduve en la calle hasta muy tarde (bueno, casi las 11 PM) pero, de cierto modo no tenía muchas ganas de llegar. Sentía que no tenía mucho caso estar aquí si no hay nadie que me necesite.
En mis 38 años de vida nunca había sentido eso. Nunca le he tenido miedo a la soledad. De hecho, aún pienso que es un estado que no me angustia.
Hoy me siento sola, pero no desolada.
Esa es la verdad. No solo me siento, sino en verdad estoy sola y no me aflige.
Lo único que sí admito es que aún en muchas ocasiones, estando solas, las personas no nos sentimos solas.
El estar y el sentir son diferentes.
Estar solo es algo circunstancial, sentirse solo es como tener esa sensación a la que me refiero, cuando se tiene la conciencia de que no hay nadie más esperando por ti, o que tenga alguna conexión o razón para que tu presencia sea requerida.
Y es muy curioso sentirse así. Sola. Nada más es como algo que no sucede muy seguido y que de repente me saca de mi cotidianidad.
Pienso que la sensación de soledad no es tanto por la usencia de personas o gatos, sino por los sentimientos que recogí a lo largo del día. Gente que anda por la vida repartiendo amargura y gente que contamina el ambiente con todo tipo de actitudes. Gente corrupta, gente estúpida, gente hostil, gente hipócrita, gente mentirosa. En ese aspecto hoy sí fue como haber entrado al baño público de las emociones.
Yo me propuse no cargar con eso. Y decidí desde mi corazón ser leal a mis convicciones, no traicionar, no traicionarme, no juzgar, no llevarme a la cama ni a la conciencia nada de la basura con la que hoy me tocó convivir.
Sin embargo pasó otra cosa que fue curiosa: cuando llegué a casa me di cuenta de que estuvo cayendo escombro del techo (es que la casa es vieja y está muy deteriorada). Eso sucede a veces, pero sí coincide frecuentemente con los días en que la casa también está sola.
Hoy la casa y yo estamos solas pero soy muy ingrata si hablo solo de lo gacho que me fue hoy, así que para concluir también diré que la pasé muy bien porque fui a comer con mi amigo Gregorio Martínez por su cumpleaños, con Juan Pablo, Felipe y Lu y estuvo rica la comida, agradable el momento y la conversación.
Luz de todos los astros
Un paseo por el universo personal de quien observa la existencia desde un rincón del planeta.
viernes, 15 de mayo de 2015
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