Pensaba escribir desde hace varios días acerca de varios
temas que tengo en mi cabeza.
Los días han pasado muy de prisa, a pesar de que son
vacaciones, me he puesto a hacer tantas cosas que las 24 horas del día no me
alcanzan.
Está por terminar este año, el 2015. En algún punto hace
poco consideré la posibilidad de dedicar un post en este blog a recordar las
navidades felices de cuando era niña, pero creo que no hay mucho tiempo para
eso.
También tuve la tentación de hacer un recuento sobre lo
más interesante de este año en mi vida, aunque… varias razones me detienen: Una
es que me da pereza. Otra, que no me gusta ser tan vanidosa como para centrarme
tanto en mi misma y otra, que no fue mucho lo que ocurrió, tan bueno como para
contarlo.
En fin. Ganas de escribir si tengo, ideas también, tiempo
muy poco y en muchas ocasiones lo hago mientras descanso de algún trabajo
exhaustivo. Como hoy que lavé el baño hasta dejarlo reluciente de paredes,
pisos y de más. Los dos fines de semana anteriores moví los muebles de la sala
e hice limpieza, para pintar la pared donde Juliet colocó el pino de Navidad el
domingo pasado.
Pintar esa pared fue un trabajo pesado, pero me encantó
el resultado final. Lo pesado no fue exactamente pintar, sino mover los muebles
y el subir y bajar para empujar la mesa de madera (algo pesada) en que me trepé
para alcanzar la parte de arriba. Lo hice todo yo sola.
Hoy también lavé la ropa e hice algo más de limpieza,
comida y fui al súper por despensa. Van a ser las 10 de la noche, pero me ya
siento sueño.