Luz de todos los astros
Un paseo por el universo personal de quien observa la existencia desde un rincón del planeta.
viernes, 22 de noviembre de 2019
Cosas no muy buenas
Han pasado cosas no muy buenas aquí. El lunes de esta semana (18 de noviembre) sorprendí a un malandro intentando meterse a mi casa a la una de la tarde. Yo estaba sola, mis críos en casa de su padre por el fin de semana largo, así que todo estaba en silencio y quizá el tipejo supuso que no había nadie o no sé qué pretendía, porque hace cinco meses alguien entró a robar y es posible que sea la misma persona.
Fue exactamente el 14 de junio cuando ocurrió el latrocinio. Yo regresé de dejar a Juliet en la escuela, pero aún no eran las siete de la mañana y no tenía compromisos temprano, así que decidí dormir unos 20 minutos más. Me recosté y estuve un rato viendo mis mensajes en el celular, luego como a las 7:30 me relajé y dormité, hasta escuché el ruido que hacía mientras él hurtaba mi laptop, una consola de Nintendo de Angelle y dinero del bolso de América, pero no se me ocurrió que eso estuviera pasando, yo pensé que alguna de ellas se había levantado temprano y andaba preparando café.
Para esto, cuando volví de la escuela yo cometí el error de cerrar la puerta pero no le puse seguro, después me sentía tan cansada que me acosté en mi cama con mi bolso a un lado, por eso sentí cuando lo jaló, pero seguí pensando que era alguna de las gemelas buscando dinero para ir a comprar leche --lo que era imposible, porque nunca me sacan dinero sin pedírmelo y aunque esté durmiendo me despiertan si lo necesitan, de hecho pensé qué bueno que ahora me están dejando dormir y solo van a tomar el dinero--.
En ese mismo momento escuché que llegó un mensaje de Whatsapp a mi teléfono, pero quise tomar cinco minutos más antes de levantarme por fin y así lo hice.
Cuando me incorporé busqué el celular y no lo encontré, se me hizo extraño pero en segundos empecé a entender que alguien se lo había llevado. Fui al cuarto de las gemelas y ambas estaban durmiendo, desde ahí miré hacia la puerta y estaba toda abierta, de inmediato tuve la certeza de que alguien se había metido a robar. Desperté a las niñas, fuimos a la sala y vimos que estaban nuestros bolsos ahí pero todas las cosas tiradas en el sofá, faltaba el dinero en efectivo (que no era mucho) pero las credenciales y visas estaban a salvo. Luego vi que no estaba mi Laptop en la mesa donde la tenía, Angelle dijo que si consola tampoco estaba donde la dejó por la noche y había algunas otras cosas desordenadas.
Eso pasó muy rápido y yo estuve consciente de todo pero acostada intentando dormir. Fue una sensación muy desagradable de coraje, tristeza, miedo. Nos asomamos alrededor de la casa y todo el vecindario estaba en calma, no había gente en la calle y eran como las ocho de la mañana.
Yo no me quise agüitar por las cosas perdidas, pero Angelle sí sintió mucha frustración porque trabajó muy duro haciendo ilustraciones para vender por internet hasta completar su Nintendo, solamente a ella le costó y era la primera vez que le pasaba algo así, por eso presentó una denuncia pero ya vio que eso prácticamente no sirve de nada.
El problema es que después de eso, se están presentando de nuevo situaciones muy riesgosas en las últimas semanas. El lunes yo descubrí a ese tipo porque escuché ruido y tomé la precaución de asomarme, muchas veces oigo ruidos afuera y los ignoro porque supongo que son vecinos que van pasando o que no están justamente dentro del patio como esta vez.
El hombre estaba escondiéndose en el muro que hay entre la ventana de la cocina y la puerta de la sala. Yo con voz grave nivel Ofelia Guilmain --mi voz superlativa de encabronamiento-- le pregunté ¿qué se le ofrece? Al verse descubierto se acercó a la puerta, no sé si fingiendo demencia o era que andaba drogado, pero ni siquiera articulaba palabras, solo balbuceos. De inmediato le ordené que se retirara, pero salí a ver hacia dónde se iba y hasta el vecino de al lado, el señor Torres, desconcertado lo vio salir y a mi detrás de él, así que le dije “anda bien loco ese vato” y regresé a lo que estaba haciendo, que era cortar salchichas para hacerlas con chipotle porque tenía hambre. De hecho, fue curioso que todo eso sucedió mientras yo tenía el cuchillo en la mano, no sentí miedo, pero tampoco pensé en hacerle daño, ni siquiera en defenderme, creo que yo no tenía idea del peligro que corrí.
Digo eso porque dos días después, el miércoles por la noche, de hecho ya era jueves a la una de la mañana, yo salí a cerrar el tanque de gas y lo volví a encontrar en el patio, junto a la ventana de la sala. Eso sí fue terrorífico para mi, comencé a gritar muy fuerte y a maldecirlo, le dije que se largara. América había estado platicando conmigo en la sala, así que escuchó los gritos y salió muy asustada, entonces yo volví a seguir por unos metros al pelado y vi que se fue por el mismo pasillo de la vez pasada, que el que está al lado de la casa de los Torres.
Eso me hizo sospechar que debe ser alguien que vive en este mismo vecindario, pero la primera vez pensé que podía ser algo aislado, hasta que volví a encontrarlo espiando.
Eso nos llenó de terror y frustración, porque ya entendimos que nos ha estado observando desde hace quién sabe cuánto tiempo, esperando un descuido para volver a robar algo o vaya el diablo a saber si no tiene otras intenciones peores.
Lo peor es que eso no es todo.
Hace unas tres semanas yo encontré en el patio una cubeta de pintura con escombros dentro y se me hizo muy raro, pero estaba justo al lado de una barda que rodea el patio de atrás de la casa, pero noté que podía usarse como escalón para saltarla y entrar por ahí. Entonces la recogí y la metí a la casa, en ese momento no tenía ni idea de que hubiera alguien vigilándonos sitemáticamente, pero quise evitar riesgos.
El viernes como a medio día de nuevo encontré otra cubeta igual, pero esta tenía dentro tierra y una planta de albahaca, me quedó muy claro que si alguien la puso ahí fue específicamente para subir y saltar la barda, porque no era un simple bote, estaba pesado y era usado como macetero en alguna casa. Recordé que los torres tienen plantas en botes como ese y me asomé a su jardín y ahí las vi. Tuve que pedirle ayuda a Angelle para entre las dos cargarlo con un barrote y retirarlo del punto de riesgo, pero ya estábamos muy enojadas cuando lo hacíamos, porque evidentemente es un asedio reiterativo y está in crescendo.
Este día decidí que saldría a buscar al tipo. Lo hice y lo hallé en un estacionamiento que está hasta el fondo de la colonia (es que esta es una colonia muy chica, en realidad es como una privada que está dentro de la Alianza), ahí hay varias casas abandonadas y el fulano estaba sentado en una banca con otros dos, aparentemente vagos viciosos también, yo iba tomando video y se le alcanza a ver muy difusamente pero ya tengo la certeza de que es él y sé dónde encontrarlo. No lo quise confrontar ahí mismo porque yo iba sola y ellos eran más, aparte era un lugar muy inseguro y de plano no era nada prudente, pero sé que ya lo tengo ubicado.
Durante la tarde empecé a recordar que en otras ocasiones desde meses atrás yo había encontrado llantas en el mismo lugar donde aparecieron los botes, o sea que el sujeto quizá nos ha estado estudiando desde hace mucho tiempo atrás, es muy probable que él haya sido quien nos robó en junio y como ya vio la facilidad de meterse quiere hacerlo de nuevo.
Esto nos ha perturbado en demasía. No hemos podido dormir bien en todas estas noches, cualquier ruido nos despierta, sentimos paranoia, desesperación por no sentirnos seguras dentro de nuestra casa, yo no quiero salir ni por ratos aunque he tenido que hacerlo para trabajar, pero esta situación tiene a toda la familia con los nervios de punta.
La noche que vi al malandro espiando por la ventana sentí que toda la piel se me erizó, no era adrenalina, me sentía muy acelerada pero mal, o sea feo, todo mi cuerpo temblaba y a la vez me sentía como sobrecargada de energía, porque a mi me pasa que en situaciones de riesgo me sale fuerza de no sé donde y me pongo muy bronca, soy capaz de golpear y hasta siento que mi fuerza se multiplica. Tal vez ese sea mi súper poder.
En ninguna manera esto que estamos pasando es bonito. Quiero poner denuncia por allanamiento, ya que el vato se metió sin permiso a la propiedad, por asedio porque lo encontré espiando y por robo, tomando en cuenta la secuencia de hechos. Lo triste es que ni siquiera confío en que eso pueda servir de algo. Lo único que puedo hacer por el momento es reforzar la seguridad y ya empecé tapiando las puertas y ventanas, en unos días comenzaré a construir la barda del patio y todo lo demás que pueda lo haré a la brevedad.
También hubo otro incidente con una señora mariguana y su hijo que también le hace a lo mismo, que estaban sentados en la barda bajita que hay ahora. Me tiraron bronca porque espanté a su perro que se había metido al patio de la casa y eso también estuvo muy feo, pero ya no me quiero extender escribiendo esto, solo lamento que estén pasando estas cosas.
jueves, 14 de noviembre de 2019
Aquí vamos de Nuevo
Son las 3AM. Acabo de vomitar en el baño por un fuerte dolor de estómago, producido por excederme con los tamales. Me comí 5 durante la tarde, ya me sentía muy empanzada pero seguí con un bisquete y después de bañarme tomé chocolate con leche deslactosada, para calmar el frío. Luego no podía dormir. Tomé varias pastillas pero el dolor seguía hasta que me hizo deponer. Es muy horrible como se siente y peor, asimilar que ya no puedes hacer lo mismo que antes, tu cuerpo y metabolismo cambian, te ponen límites, porque la naturaleza es sabia y reconoce cuando ya es tiempo de cambiar hábitos. Bueno, quise escribir mientras me venía el sueño y ya llegó, el dolor ha bajado. Espero estar mejor al amanecer.
sábado, 2 de febrero de 2019
La música que escucharán en mi funeral
¿Cuánto tiempo es prudente perder en esta vida?
El suficiente para escuchar la música que te haga feliz.
Escucho canciones de Silvio Rodríguez en este momento y ese es un lujo que pocas veces me permito, porque sé y bien que sé, que de hacerlo habitualmente me enloquecería (entiéndase la última palabra en toda su extensión) al punto y grado de volverme guerrillera.
Pensando en lo anterior llegué a la conclusión de que, a pesar de todo, es música que disfruto como nada y que, si ahora yo estuviera en agonía quisiera envolverme en ella.
Hace rato cerré los ojos mientras se reproducía “Si te molesta mi amor” (que es de mis menos favoritas) y simplemente respiré hondo, como sintiendo que la música era oxígeno que me llenaba interiormente, mientras mi mente evocaba la escena de un video que vi en internet, de un sujeto que tenía una enfermedad terminal y, en consciencia, se internó en un lugar donde era legal la mentada muerte asistida, que más específicamente se llama eutanasia, quien decidía el día y la hora de su muerte, además de cómo quiso que fuera. Pidió música de Beethoven y ver imágenes de campos o jardines, pero yo creo que, si pudiera hacerlo pediría mejor canciones de Silvio, no he pensado imágenes, no sé si no me importan o me siento capaz de visualizar las mejores de mi vida, que estén en mi memoria.
Hasta estoy pensando en hacer un playlist, para que sepan mis amistades que si yo me estuviera muriendo me gustaría que pusieran algunas de estas canciones:
Como esperando abril
Playa Girón
Ojalá
Quién Fuera
Al final de este viaje
Mi unicornio azul
Oleo de una mujer con sombrero
Leyenda de los dos amantes
Ángel para un final
Ojalá
La canción del el ejido
De la ausencia y de ti
Sueño con serpientes
Nuestro tema
Sábado corto
martes, 15 de enero de 2019
Cuando desperté ya tenía 42 años
La alarma del despertador estaba en una estación de radio que a las 5:50 de la madrugada hacía sonar la canción “Soy un desastre” de Timbiriche (Un grupo que marcó mi infancia, adolescencia y mi vida en general) y que en este momento me viene como a recordar qué soy, quién soy y dónde estoy.
Me hizo gracia, pero la primera frase que pasó por mi mente fue: Si eres un desastre ya es tiempo de que lo arregles. Y por cierto, ¡Feliz cumpleaños a mi!
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