Esto de ser consejera electoral es, además de un honor y una gran responsabilidad, un trabajo duro y pesado, por todo lo que implica la representación de las y los ciudadanos: un comportamiento ejemplar, recto, que es lo menos pesado, ya que ese debe ser el desempeño indistinto de cualquier persona. Lo pesado está en tratar con los políticos. No todos, pero en su mayoría son personas sin honor, sin congruencia y sin respeto, que pierden toda proporción en la lucha por ganar el poder, en su ambición mezquina.
Y muchas veces me asaltan ideas que rápidamente dejaré aquí guardadas a falta de tiempo para darles una presentación “diplomática” para que sean públicas.
Partidos políticos quieren el poder, pero el poder es de las y los ciudadanos. Debemos ejercerlo a través del voto.
¡Qué voto nulo ni qué las arañas! “Sufragio EFECTIVO, raza”.
Hay quienes dicen que el corazón no “razona”, pero no les creo.
Hay quienes tienen asesores y entre más tienen, más “bolas” se hacen… nada como escuchar al corazón para tomar decisiones.
Hay quienes pensamos con el corazón y tomando decisiones así, hemos acertado.
Es verdad que algunas veces el corazón se equivoca, pero la cabeza también se equivoca y no algunas, sino muchas.
Detesto a la gente incapaz de dialogar con alguien que piensa distinto sin alterarse.
Vomito a la gente que agrede cuando no tiene argumentos para defender su punto en una discusión.
Tod@s tenemos derecho a pensar distinto, a expresar el pensamiento y al respeto de ambos derechos.
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