Ese espejo que es la humanidad

Muchas veces escribo sin pensar si ya se habrá escrito antes lo que yo digo, pero muchas otras veces sí investigo. Busco a ver si mis ideas han existido en otras mentes u otros textos, lo que me da por resultado hallar que casi nadie más ha pensado como yo.

Probablemente muchos lo han hecho pero no lo han escrito.

Es posible que lo hayan escrito y no lo hayan publicado.

Escribo esto porque acabo de leer durante más de una hora textos acerca del yoga y el budismo, con lo cual encontré datos que para mí son nuevos.

Personalmente me siento feliz cada vez que aprendo. En esta ocasión, además, me despertaron ideas e inquietudes sobre lo errada que está la humanidad en su idea de la educación y el conocimiento.
Es lamentable que estemos tan confundidos, que no notemos la diferencia y peor aún, que no intentemos cambiarlo.

Por mucho tiempo he observado a mi alrededor cómo las personas transitan por la vida sin razonar, sin preguntarse cuál es el sentido de su existencia. No les importa no saberlo, son tan ignorantes, que ignoran que son ignorantes. Suponen ser felices, porque ignoran que son infelices, lo evaden, le tienen miedo a la felicidad, cuando el sentido de la existencia es exactamente la felicidad.

Yo no he alcanzado todavía un nivel de elevación espiritual ni intelectual suficiente para convivir cordialmente con esas pequeñas personas y en ese aspecto, lo reconozco, soy igual de pequeña que ellos. Me falta mucho por crecer para no desdeñarlos.

No me aflijo ni me apuro por alcanzar el crecimiento. Con paciencia espero y aprendo cada proceso y si es necesario lo vuelvo a hacer. Esto es cool.

Yo decía que a veces investigo lo que estoy pensando escribir, para no equivocarme si es que alguien ha desarrollado el tema mejor que yo antes. Por lo menos, hasta donde Internet y mi diminuta biblioteca me permiten, leo lo que encuentro y confirmo que mis ideas son únicas.

En este tema del conocimiento hoy –y desde hace tiempo atrás – pensé que la cosa está muy jodida. Y lo está porque a unos les conviene que la humanidad esté jodida.

Todo viene de que el sábado que entra tendremos la segunda parte del curso de español que organiza la Asociación de Periodistas. Una materia tan básica que estudiamos desde primaria y aún así, llegas al punto en que vez cómo personas adultas, no han aprendido.

Las razones porque no han aprendido tienen mucho que ver con ese espíritu de jodencia que nos ataca, que nos invade día y noche en la televisión y los demás aparatos de manipulación ideológica. Nos impone modelos de vida donde se superponen los valores materiales a lo esencial de la humanidad para vivir. Pareciera que no es mejor quien sabe más, sino quien tiene más.

La realidad es que no es mejor quien sabe más. Todos somos iguales.

También los que no son ignorantes tienen mucha ignorancia, porque el conocimiento es tan grande… O infinito –eso aún no lo sé, yo sigo siendo de las ignorantes- que lo mucho que se sabe es poco, o quizá nada.

Hace tiempo escribí algo parecido. “No es mejor quien sabe más. Todos somos iguales. Unos con más y otros con menos ignorancia, pero al fin ignorantes”. Es como el asesino, no se es más ni menos asesino según, si se mata mucho o nomás tantito.

Lo que sí hace una diferencia es ese apego a los valores materiales. Unos en eso somos pobres y otros, ricos.

Yo no hablo de esto con alguna inclinación religiosa (¡de eso cero!), solo lo razono.

Es que, por ejemplo, el manejo de la comunicación oral o escrita está de la chingada. No comunicamos asertivamente lo que queremos, en consecuencia no lo obtenemos y encima, nos encabronamos por no obtenerlo. Así funciona esta jodidez humana.

A los que les conviene que estemos jodidos les va de maravilla, porque nuestra jodidez genera frustración, la frustración genera apegos, los apegos generan consumo, el consumo genera dinero para ellos y ellos están a toda madre con que seamos tan ignorantes.

Bueno, pues ahí está la neta. A ver qué tal sale el curso este sábado.