Hoy es miércoles, ya son las cinco de la tarde, pero desde hace un rato empecé a escuchar un playlist con canciones de ¡Tin-Tán! Aunque parezca raro, no es lo que acostumbro escuchar, pero entré por casualidad a ver uno de sus videos* y siguió la reproducción automática de los otros, así empezó un video con una colección de boleros interpretados por ese comediante, que para ser sincera, me sacó muchas risas en la infancia con sus películas.
Pues resulta que me sonó bastante bien, hasta siento que es una música relajante, ya que yo andaba muy acelerada por cosas del trabajo, pero ya me empecé a tranquilizar y a sentir más animada. La verdad es que traía mucha ansiedad (y aparte... empecé con reflujo y acidez, ¡no lo puedo creer! Hace varios días también estuve así, hasta puse la leche de magnesia en el escritorio de mi computadora y ahí me la pasaba a puras cucharadas. Qué patético -pienso eso de mí misma-, justo ayer quité la botella y la guardé en otra parte, y ahora tengo que regresarla porque de nuevo me pegan agruras…).
Pues bien, esta experiencia me comprueba que no por nada se dice que la música amansa a las fieras.
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