Luz de todos los astros

Un paseo por el universo personal de quien observa la existencia desde un rincón del planeta.

martes, 20 de noviembre de 2007

Ando hasta la Madre Patria II

Pues así es como masca la iguana. Después de tanto abandono a este, mi querido blog, que no por ser justificado es excusado, he vuelto para mostrar tantito de lo que he recorrido en la bella España.

Los preparativos del viaje me habían hecho despegarme mucho de este microcosmos individual, que ya merecía unos minutos de letras.

Pues vine para asistir al Encuentro de la Red Internacional de Mujeres Periodistas y aquí ando, aprovechando para hacerme unas fotos guapas, porque acá así se le dice no solo a las personas, sino también a las cosas y hasta a las actitudes.

Las placas de esta entrada son:

Primera en el Orfanato Minero de Oviedo, donde me dieron posada y el cielo me bendijo con un amanecer ligeramente nevado.

La segunda en el Jardín con el pasto escarchadito.

Tercera acompañada de la tradicional sidra de Asturias.

De la entrada anterior son: frente a la escultura “La Maternidad” de Botero, en la catedral de Oviedo y una más, al llegar a esta hermosa capital asturiana, recién salida de la estación del tren.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Ando hasta la Madre Patria



lunes, 5 de noviembre de 2007

Un velo de alquitrán en la mirada

03.11.07

Qué difícil es seguir escribiendo con esta irritación en los ojos. Esta dificultad que no me deja tampoco leer. Ni siquiera puedo hacer manuscritos. Tengo ya varias reflexiones almacenadas en la grabadora, por no dejar que se me escapen. Pero como sea es desesperante no poder pasar todo el tiempo necesario en la computadora (aunque insisto que mucho, aún sería insuficiente).

Este malestar apenas me deja oportunidad de cumplir con el trabajo y parece que después, me exige retirarme de la pantalla.

Triste , triste, triste.

No puedo escribir más…

Por cierto, creo que entonces sí debo ver con seriedad lo de ir con el oftalmólogo.

Quiero un pino.

27.10.07
Se me ha antojado poner un pino de Navidad este año en mi casa. Nunca lo he hecho. Desde que dejé de vivir con mis padres, hace más de 11 años, por una cosa u otra no me ha interesado, pero admito que me gusta cómo lucen.

A decir verdad, creo que la Navidad es una más de las celebraciones absurdas que tiene la gente, porque le gusta ser institucionalistas, como el día de las madres y todas esas madres. Insisto en vivir cada día como un gran acontecimiento y creo que eso es práctica cotidiana para mí. Es que yo intento ser feliz siempre, o por lo menos casi siempre, prefiero evitar las complicaciones y aquello que me implique sufrir. Me gusta vivir. Y me gusta vivir bien, contenta, satisfecha y tener la tranquilidad de ser leal a mis convicciones. Así, prefiero no asistir a algún compromiso cuando me resulta engorroso, o mandar al diablo a los imbéciles solo por eso, por imbéciles, en lugar de estarlos consecuentando. Me gusta estar alegre y amo la risa, agradezco todo lo que me hace reír, hay mucha gente que no es así Miles de personas viven amargadas, frustradas porque no persiguen su felicidad y como dijo mi paisano, el sabio maestro y poeta José Arrese: “sienten envidia de todo aquel que vuela por la región de la verdad”. (Pobres cuates).

To the left

20.10.07

¿Qué maldita estúpida historia se puede escribir en esta, una más de las incontables noches en que el sueño es ingrato y me abandona, o el insomnio, generoso se entrega a mí sin reservas?

Son tantas las cosas que hay por recordar y tan pocas las que caben en mi diminuta memoria que, como era de esperarse, a estas alturas la mayoría de ellas se han perdido en un espacio más incierto que los agujeros de las donas.

Entonces, el alcohol se vuelve aliado para hacerlas parecer más llevaderas. Ni tan virtuoso como yo de feliz de consumirlo, acabamos aquí juntos los dos en la patética escena de siempre: madrugada y ordenador.

Ah! Ya recordé que iba a hacer…

¡Largarme!