Luz de todos los astros

Un paseo por el universo personal de quien observa la existencia desde un rincón del planeta.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Redacción periodística

Hablaba por la mañana muy brevemente con un colega –vía chat- sobre mi visión acerca de la redacción periodística.
En realidad, no fui yo, sino mis (innumerables) lectores, quienes le atribuyeron el calificativo de “ecléctica”. Eso fue hace años, y ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta que efectivamente, ese es el término correcto.
Opino que la redacción periodística, mientras más breve, mejor. En la actualidad, e incluso en el pasado, el ritmo de vida ha hecho de la lectura un lujo que solo se pueden dar aquellos que gozan de tiempo libre, entre los cuáles no se cuenta a los infelices proletarios que debemos trabajar dos o más jornadas diarias para subsistir, y que acabamos el día tan cansados que nos dormimos apenas al agarrar un libro (o cualquier otra publicación impresa).
Suena incongruente, lo sé, de alguien que “escribe” o al menos supone que lo intenta, decir que no tiene tiempo para leer, pero tengo la teoría de también para leer existe eso a lo que se le llama “tiempo de calidad”.
Personalmente no tengo la pretensión de reputarme como erudita en la materia, pero sí tengo derecho a tener una visión crítica acerca de todo lo que leo, aunque sea el trabajo de mis compañeros, amigos y el mío mismo. Acaro que con esta última persona soy aún más rigurosa.
Y lo diré con la misma rudeza con la que lo pienso: me da hueva leer esos textos tan largos, llenos de vicios y tarugadas que insultan y contaminan mi, de por sí ya bastante erosionada inteligencia.
Me enfada leer cuartillas enteras por minutos y al final quedarme llena de interrogantes, o peor aún, de desesperación al ver graves faltas gramaticales, vicios y también mentiras, palabras inventadas, suposiciones que se dan por hechos, irresponsables afirmaciones que no se documentan, expresiones vulgares (sí, como “me da hueva”, ya sé), ¡pleonasmos!
Tristemente, el periodismo en esta región fronteriza –no todo- está de la chingada.
Por eso prefiero leer poco, pero que sea algo bueno, no esos textos largos llenos de paja, como se dice en el argot periodístico al relleno inútil, solo para cumplir con una decorativa extensión.
A propósito de eso, yo tenía la intención de escribir esto en menos de dos mil 500 caracteres, así que por el momento hasta aquí lo dejo, no sin antes reconocer a aquellos pocos capaces de capturar la atención del lector con contenidos enigmáticos, verdaderamente interesantes o creativos, que contribuyan a enriquecer el conocimiento sin caer en lo rebuscado, y para quienes además hacen que el la redacción periodística se parezca al arte literario –si además le dan un toque de buen humor, se los agradezco-.

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