Acabo de ver una entrevista por televisión con el flautista
Horacio Franco en la cual explicaba por qué en sus conciertos ofrece obsequios
a las mujeres que traigan condones consigo. Entre otras razones como la
prevención de enfermedades de transmisión sexual, él dijo que le preocupan los
embarazos no deseados entre los jóvenes que no están preparados para ser padres
a temprana edad, pero más que eso, lo que llamó mi atención fue que se
refiriera a la paternidad en términos que yo no había considerado antes y que
me parecieron bastante acertados.
Por ejemplo comentó que cuando descubrió su gusto por la
música le interesaba más el piano que la flauta, pero en ese tiempo no había
dinero en su familia para comprar un piano, así que debió encausar su inquietud
artística hacia la flauta, porque fue el instrumento que le dieron en la
secundaria. Sin embargo, al referir la condición económica de sus padres
también mencionó que ellos no solo eran pobres, sino analfabetos, pero que padecían
el analfabetismo emocional. “Me criaron como pudieron”, fue lo que enfatizó al completar
el comentario.
Me quedé pensando ¿cuántos de nosotros padecimos ese
analfabetismo emocional al intentar ser madres y padres?
Probablemente todas y todos.
Es que no existe una fórmula que especifique qué es y cómo
ser buenos padres, así que mi teoría es que más bien, las y los hijos son los
que acaban educándonos.
Eso no significa que Horacio Franco no tenga razón al opinar
que a los 17 años o menos no se tiene capacidad física, emocional ni económica
para involucrarse en un proyecto de vida tan importante. Coincido con él en que
a esa edad, los seres humanos no hemos vivido suficiente para sentirnos
satisfechos y autorealizados, por ende, tampoco somos capaces aún de asumir la
responsabilidad de formar a un nuevo ser.
En cualquier caso, a todos nos toca una historia diferente y
ya sea en el papel de padres o hijos criados en el analfabetismo emocional, me
consta que se sobrevive.
Por último y aunque no tiene nada que ver, solo quiero añadir, que además de fascinarme los
conceptos que escuché en la entrevista de Horacio Franco, sobre el arte y sobre la
vida, también me pareció un maravilloso músico y me inspiró el para escribir
este breve texto, algo que no es extraño en mí, pero me confirma que el arte
crea belleza y la belleza también inspira más creaciones.
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