Con frecuencia sufro
dolores de estómago, de espalda o de cabeza. Cualquiera de los tres puede
atacarme por causas diversas: gastritis, sinusitis, estrés. No soy una persona
sana.
Como dice una amiga “conmigo,
si no es Chana es Juana”, pero tener un día sin dolor es algo poco común.
He notado que algunas
veces logro pasar varios días de la semana sin tomar pastillas para cada uno de
esos dolores. Apenas la semana pasada me alegré de notar que así había sido,
pero no encuentro cuál es el factor que me da la clave para tener mejor calidad
de vida. Sospecho, pero solo es una sospecha, que dormir más sirve bastante,
porque algunos de los días en que me sentí fenomenal me había levantado tarde y
de hecho, el viernes antepasado decidí no hacer nada y dormí bastante todo el
día, pero el sábado y domingo siguiente traía mucha pila, limpié la casa e hice
más cosas sin sentirme cansada.
Hoy infelizmente me
atacaron los tres dolores juntos y esto me ha pasado otras veces. Es terrible.
Lo que más me dolía era la
cabeza, así que tomé una píldora de paracetamol con ácido acetilsalisílico y
cafeína. Luego la espalda, tomé Robax gold.
Quería no tomar nada más
porque el estómago no me dolía tanto, pero el dolor de cabeza solo disminuyó.
El dolor de espalda se hizo más fuerte, así que pensé que podía deberse a la
gastritis, ya que a menudo ese tipo de dolor llega a atravesar de mi estómago a
mi espalda. Por eso tomé una ranitidina y una bitihiosina también.
He ingerido muchas
píldoras por hoy y me sigo sintiendo de la patada.
Quisiera poder dormir,
pero esa cafeína de la primera pastilla anda fastidiando.
Me siento inútil por hoy.
No estoy calificada para operar maquinaria pesada, ni siquiera ligera.
No quiero salir de casa
porque no quiero manejar, así que no iré a ningún lugar hasta sentirme mejor.
Tampoco puedo hacer
trabajos en casa. Estoy completamente tumbada en el sofá con la laptop en las
piernas, escribiendo solo gracias al zoom del monitor porque resulta que
también estoy casi ciega…
Bueno, es que la semana
pasada fui a un lugar donde había un módulo de exámenes visuales y me dijeron que
tengo miopía severa en el ojo izquierdo. Que solo gracias a que el ojo derecho
tiene mejor visión es que puedo llevar una vida normal, pero mi nivel de visión
en general es malo y peligroso que siga manejando el carro así. Tan alta es la
miopía que tengo, que ni siquiera con lentes de contacto o de policarbonato
podría mejorar, de hecho, la graduación que ocupo no la hay en lentes de ningún
tipo.
El optometrista dice que
necesito cirugía y que después de eso aún tendría que usar lentes…
Tomándolo con humor pensé
que si la canción de la Rondalla de Saltillo “Hasta dónde te quiero” fuera
dedicada a mí, sería poco romántica porque el coro dice “¿quieres que yo te
diga hasta dónde te quiero? ¡Hasta donde tus ojos no ven!” Pues los míos no ven
a centímetros de distancia.
Soy como uno de eso autos
que están listos para el deshuesadero. Decimos acá en el norte “puro yonke”.
Al menos puedo mover las
manos y hablar, así le pido a mis hijas que hagan algunas cosas de la casa,
mientras yo me hundo en el pantano de la autocompasión.
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