Luz de todos los astros

Un paseo por el universo personal de quien observa la existencia desde un rincón del planeta.

viernes, 7 de agosto de 2015

Sueño color oro

Desperté emocionada porque soñé algo fabuloso que sí quisiera que se hiciera realidad. Estaba en Reynosa para la inauguración de un festival de música. Recuerdo que leía el cartel y venían anunciados conciertos de música clásica, pero el primer día, el concierto abridor fue con ¡El Tri! Por alguna razón llegué a un hotel donde encontré a muchos colegas reporteros de Matamoros, que habían sido enviados a cubrir. Estaban almorzando y me senté con ellos, aunque yo les decía que unas cuadras más adelante había un mercado donde se come delicioso y justo al lado, un conjunto de edificios parecidos a la Catedral metropolitana y al palacio Nacional. No alcancé a convencerlos de ir porque inmediatamente empezó la tocada del Tri y desde el balcón del comedor del hotel, donde estábamos, se veía y escuchaba perfectamente. Con la cámara de mi celular estaba grabando para postear en mis redes sociales que tenía lugar preferente. Empecé a corear la primera canción, “Millones de niños”. Fue graciosos porque alguien que estaba a mi lado me decía con sorpresa ¡Te las sabes todas! Le respondí que me extraña que El Tri, teniendo rolas tan prendidas inicié el concierto con una tan aguada. Pero en fin… Esa como quiera me gusta. Había funcionarios públicos en ese balcón, a la mayoría los conozco y hablé con varios. Más tarde salí de ahí con algunos de los que estaban también, caminábamos por un terreno cercano al hotel pero parecía como si fuéramos hacia un enorme centro comercial. En el cielo, pero a muy baja altura sobrevolaban helicópteros grandísimos y raros, no tenían la forma clásica, uno en especial tenía el parabrisas redondo como las ventanillas de las lavadoras, era color guindo. Se veía y oía alboroto. Escuché decir a alguien que el presidente Enrique Peña Nieto estaba en la ciudad y que había ocurrido un atentado contra él. De ese modo absurdo que pasa en los sueños, de pronto estaba en un trayecto con mi papá. Ya estábamos en Matamoros, él manejaba su camioneta. Me llevó a buscar la mía, me dejó en un estacionamiento de un centro comercial, pero no sé por qué no la encontré. Me distraje, anduve en las tiendas y luego tomé una pesera para ir a otro lugar. Al final me encontré con Lu, parecía que estaba de nuevo en Reynosa en el festival de música. Le pedí que me llevara a buscar mi camioneta pero seguía sin recordar dónde la había dejado. La encontramos en el estacionamiento donde antes me dejó mi papá. Curiosamente yo había dejado una botella de detergente líquido en el cofre, que aún seguía ahí. Nos reímos mucho porque yo espeté ¿cómo es posible que no se la hubieran robado? Y Lu me decía ¿la camioneta? Y yo le decía ¡No, la botella!

No hay comentarios: