Hoy claudiqué. Lo admito, lo reconozco, lo asumo. Volví a caer pero no me avergüenzo, fue una licencia que me concedí.
Compré cigarrillos.
Fumé.
Bah. Qué importa.
Hoy claudiqué. Lo admito, lo reconozco, lo asumo. Volví a caer pero no me avergüenzo, fue una licencia que me concedí.
Compré cigarrillos.
Fumé.
Bah. Qué importa.
La caja dice que es para la noche, según esto, porque causa sueño.
Yo muy retadora lo compré, porque tengo un resfriado incipiente y estaba segura de que a mí nada me da sueño (excepto algunas películas).
Nooooombre ese! Desde que descontinuaron las Conta X en las farmacias (no sé porqué) hace años, no me sentía tan chido como ahorita. Ya estoy lista para ir a la cama a todo dar, por el momento presente y por los que vendrán.
Y sí que me dio sueño...
Este año tan especial de mi vida, por ser el presente, fue diferente en la fecha de mi cumpleaños porque recibí menos obsequios de los que me entregaban mis amigos y familiares en los anteriores. Eso no me ocupa ni me preocupa, pero sí pensar que estoy perdiendo afectos, o en el mejor de los casos “popularidad”.
Nunca reprocharía a mis allegados la omisión de hacerme un regalo, por el contrario, cada año me sentí abrumada con tantas atenciones inmerecidas.
Y de todos modos, decir que tuve menos presentes no quiere decir que fueron pocos.
El primero fue un arreglo de flores enorme y hermoso, de parte de Jesús Juan de la Garza Díaz del Guante y su esposa, que llegó muy temprano a la redacción del periódico.
Samara y Erandi me invitaron a desayunar en el hotel Jardín y ahí se apersonaron también mis compañeros Vero Guzmán, Juan Pablo Sánchez y Karla Pérez, ella me llevó un brazalete que elaboró con sus manos. Samy, un perfume riquísimo y Erandi un tratamiento para labios. Pero lo mejor fue la comida, la compañía y el hecho de saber que están presentes. Bueno… el chisme también se puso sabroso (¡acabamos con todo el gabinete municipal!). Qué bonita mañana, y eso que llovía.
Luego, me sorprendió Luis Gerardo Ramos Minor, que tuvo una vuelta de trabajo por Brownsville y por fortuna le quedó tiempo para cruzar a Matamoros a darme un abrazo, otro regalito que era otro brazalete y hasta un café muy bien conversado. Suerte que vino, porque así pude entregarle por fin la lámina de La Maja Desnuda que le traje de recuerdo de Madrid.
Luego pues, en mi casa mis hijos me regalaron su inmenso afecto y todo el día llamadas de conocidos de todas partes y menciones en estaciones de radio, así que no me puedo quejar. Menos aún porque unos días después me llegó una espléndida tarjeta de felicitación, nada más ni menos que del ciudadano secretario de Administración del Municipio. Pero por si fuera poco, una todavía ayer, un mensajero llegó con un paquete para mí que en el interior traía una carta con los más generosos saludos y felicitaciones del mismo ciudadano gobernador del Estado. ¿Qué vendrá ahora? ¿Una postal del presidente de la República Mexicana a fin de mes?
Tengo tres abstinencias, todas me atormentan y no sé cuál es peor.
Me estoy absteniendo de fumar. No recuerdo cuántos días llevo sin tabaco pero me queda claro que la última vez que fumé fue antes del fin de la semana pasada.
Sí, está gacho porque de repente tengo ganas pero me las aguanto, de un modo muy firme me opongo a comprar una cajetilla de cigarros.
También estoy evitando comer demasiado. Uff, qué difícil. Cuando regresé de España me chiflé mucho so pretexto de haber extrañado la comida mexicana, pero me solté tanto la rienda que luego ya no pude parar. Ahora estoy evitando lo que más me gusta que es el pozole, los sopes… aaay, las enchiladas de la Aguascalientes. Tampoco me he podido comer un pastel de cumpleaños. Bueno, me comí una rebanada de pastel el día de mi cumpleaños, pero antes podía comer uno entero (bueno, exagero).
El alcohol no es una abstinencia precisamente, creo que lo sería si lo necesitara a diario, pero a decir verdad en todo lo que va del año (22 días) no me he tomado una cerveza, eso es algo extraordinario si se considera que el año pasado lo hacía varias veces a la semana. ¡Oooh! Ya recordé que eso es falso. Bebí una michelada en una fiesta, también cuenta aunque se haya evaporado rápidamente con todo el tequila que me estuvieron sirviendo después, como dijo Sabina, “un tequila por cada duda”. Qué bonita esa canción de “Por el boulevard de los sueños rotos”, por cierto... Y justamente, la tercera abstinencia sí tiene algo que ver con eso del tequila: la duda.
Muy apenada por olvidar los días de cumpleaños de los siguientes compañeros de medios de comunicación:
17 Julio Rubio
18 Obiel Rodríguez
23 Mauro de la Fuente
El 14 de enero a las ocho de la noche me llegó de golpe la conciencia: faltaban cuatro horas para mi cumpleaños.
Para explicar lo que sentí solo basta decir que no fue trágico. De hecho sentí algo de emoción, qué gusto un año más de vida. Cumplo 31.
El jubileo empezó hace… varios días. Creo que desde diciembre.
Quizá me anime a hacer una fiesta a fin de mes, igual que el año pasado. Es que en estos días cumplen años muchos amigos, compañeros y conocidos míos y parece como si hubiera competencia para ver quién tiene más poder de convocatoria en su respectivo festejo. Además a mi no me gusta desairar las invitaciones que me hacen, incluso me ha tocado ir a celebrar mi cumple en pachangas ajenas.
Estos son algunos, de los que me acuerdo al momento, que cumplen como yo en los días de enrero.
1 Mi suegra,
1 Dulce Hernández
2 Mi hermana, Julia
3 Mercedes Acevedo
6 Una prima
6 Sergio Ortiz
9 Christian Hertz
11 Dante Masso
12 Nora González
13 Miguel Angel Jiménez
13 Camilo Jacobo
14 Joel Gracia
15 Yo
18 Felipe Flores
19 América Puente
20 Mayra Reta
23 Mi papá
27 Domingo Serna
Esta canción de Alejandra Guzmán me gustó.
Soy solo un secreto.
No me llamas más y te nublas en un pensamiento
Ya no queda más que un baúl tan lleno de recuerdos
Esta soledad que se ha vuelto una rutina en mi vida
¿Qué le voy hacer, yo con mi guitarra y tu en cada cantina?
(Coro)
Soy solo un secreto que tu llevas dentro
A cada momento te nombro en silencio
Y esto no se termina.
Sabes como amar, pero también sabes salir corriendo
En la tempestad, a mi sola me golpea el viento
No voy esperar que otra vez llueva en mi cuerpo el deseo
Electricidad que se funde a fuego y se va, se termina.
(Otro coro)
Y me voy como he llegado, tus mensajes eh borrado
Y no, no me arrepiento, ya te di bastante tiempo
Se que no voy a parar hasta encontrar el amor de verdad
Sin ser sin ser…
Los sueños nunca han tenido importancia para mi, menos un significado. De hecho los recuerdo muy pocas veces y lo prefiero, desde que vi un programa de Discovery Channel o algo así, en el que decían que los sueños no son historias continuas y completas como por lo común se piensa, sino una secuencia de imágenes sueltas. De hecho, dijeron que en una noche se puede tener cientos de sueños, porque los más lagos duran hasta siete segundos.
Sin embargo este se me quedó presente. Como casi todos los sueños es absurdo pero, ahí va:
Por alguna circunstancia que no me interesa explicarme, alguien me clavó una aguja en el estómago, pero eso fue un acto que yo acepté de manera voluntaria, supongo (pues como mencioné, no busco hilar los sucesos soñados), porque incuso cuando la persona me retira ese objeto punzante, yo tenía la cara hacia arriba, evitando ver para no sentir dolor, me recordó cuando de niña me vacunaban, aunque ¿en el estómago? Solo que fuera contra la rabia. Qué risa…
Aclaro, mientras dormía no sentí dolor, en el sueño tampoco.
Lo curioso fue que después del pinchazo yo temía sangrar, pero ella (creo era una chica), la de la aguja hizo una expresión de sorpresa cuando le pregunté si había sangre y me respondió que no, que me salía ¡miel! Entonces me vi en un espejo y efectivamente, desde un poco arriba de mi ombligo se deslizaba una gota de miel. Era clara, casi transparente pero de consistencia espesa y a mi temperatura natural, no más fría ni más caliente.
“Wow – pensé-. Lo sabía. Soy de miel”.
Después de cobrar es certeza ya no recuerdo qué más pasó. Como advertí, no había que esperar algo lógico, pero me pareció bonito.
Tengo la teoría de que, después de los 30 años, algunas mujeres somos de menos neuronas y más hormonas. Algo escuché de que por eso, las que tienen más o menos mi edad se vuelven mejores amantes. En honor a la verdad y a la lógica así debe ser, porque a estas alturas una ya tiene más práctica, entonces como casi todo, cada vez tiene que salirnos mejor. Yo sí debo reconocer que ahora soy mejor en la cama… ¡duermo más! Yo suspendí mi actividad sexual a los 27 y hasta cumplir los 30 seguí sin la oportunidad de probar mis habilidades con algún caballero. En unos días más cumpliré 31. Pero ese no era el tema, sino que las hormonas se vuelven los ejes rectores de las emociones, de las reacciones y hasta de las decisiones de las damas maduras.
Hay días en los que no me apetece nada, a tal grado que mi único deseo es quedarme (justamente) en la cama, dormir y dormir por siglos.
Lo más inconveniente es cuando mi desánimo me pone gruñona, o aún peor: sentimental.
Supongo que es parte de la plenitud de esta fase y por lo tanto, trataré de divertirme… con mis hormonas.
A suponer que en la vida a alguien tuviera algo que importarle la mía, quizá este ejercicio tenga un poco de sentido… si no, igual a mi qué me importa.