Luz de todos los astros

Un paseo por el universo personal de quien observa la existencia desde un rincón del planeta.

sábado, 12 de enero de 2008

La hormona de mi zapato...

Tengo la teoría de que, después de los 30 años, algunas mujeres somos de menos neuronas y más hormonas. Algo escuché de que por eso, las que tienen más o menos mi edad se vuelven mejores amantes. En honor a la verdad y a la lógica así debe ser, porque a estas alturas una ya tiene más práctica, entonces como casi todo, cada vez tiene que salirnos mejor. Yo sí debo reconocer que ahora soy mejor en la cama… ¡duermo más! Yo suspendí mi actividad sexual a los 27 y hasta cumplir los 30 seguí sin la oportunidad de probar mis habilidades con algún caballero. En unos días más cumpliré 31. Pero ese no era el tema, sino que las hormonas se vuelven los ejes rectores de las emociones, de las reacciones y hasta de las decisiones de las damas maduras.

Hay días en los que no me apetece nada, a tal grado que mi único deseo es quedarme (justamente) en la cama, dormir y dormir por siglos.

Lo más inconveniente es cuando mi desánimo me pone gruñona, o aún peor: sentimental.

Supongo que es parte de la plenitud de esta fase y por lo tanto, trataré de divertirme… con mis hormonas.

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