Soñé padrísimo!!!
Algo que se hará realidad, estoy segura.
Primero, en el sueño, me encontré con una colega a quien estimo muchísimo y que es muy buena persona, quien me dio una muy buena noticia.
Luego reflexioné sobre unos tuits de Katia D’artigues, en relación al Teletón, pues ella decía que es bueno para cubrir sólo una parte del tratamiento a personas con discapacidad: la rehabilitación.
Como ya sabemos, no solo de pan se vive y tampoco es suficiente la terapia para apoyar el desarrollo físico de los discapacitados, porque ellos no son únicamente cuerpos, también tienen necesidades de integración, de aceptación, de pertenencia. Por supuesto que tienen necesidades económicas y requieren muchas veces ir a escuelas que les permitan prepararse, cuyas instalaciones estén en condiciones aptas para el ingreso de sus sillas de ruedas, otros aparatos ortopédicos o que cuenten con sistema de enseñanza para sordomudos, débiles visuales, etcétera.
Las personas con discapacidad merecen todo mi respeto.
Estoy consciente de las dificultades que enfrentan cada día, porque mucha gente como yo, que goza de buena salud y facultades mentales (aceptablemente) funcionales, además de no tener limitaciones por la carencia de un miembro o de un sentido, continuamente sufre por no encontrar trabajo y otras situaciones que generan desigualdad social, ellos aún más.
Lo más interesante del sueño fue despertar con una reflexión sobre cuánto está haciendo la empresa organizadora del Teletón para integrar a los niños y niñas discapacitadas al mundo real, si es claro que su programación excluye por completo a esa población, excepto por el noticiario de Lolita Ayala, que coloca un recuadro para una personas que traduce las noticias que ella da, al leguaje sordomudo. Fuera de eso, las telenovelas, programas de entretenimiento y deportes, reproducen los estereotipos tradicionales del “cuerpo perfecto”.
Eso es en cuanto a imagen… y ni qué decir de cultura.
Es crítico que en las tramas de sus programas se dé tan mal tratamiento a los temas de discapacidad, pues si acaso los consideran en producciones de bajo costo como “La Rosa de Guadalupe” –que sí, he tenido incidentalmente la oportunidad de ver cuando voy a la lavandería porque es lo que ven las encargadas- solo genera desinformación, refuerza tabús y sigue colocando a los discapacitados, así como los temas relativos a su problemática, al margen del resto de nosotros.
Además eso aplica para cualquier otra causa constructiva que pretenda generar un entorno justo, verdaderamente democrático e igualitario, donde todos y todas recibamos el respeto que merecemos por ser personas.
Lo más grave de todo es que presente además abominaciones como los programas de Laura Bozo, que no es el único en que los conductores carecen por completo de sensibilidad y responsabilidad en el manejo de su lenguaje, para generar esa integración de los discapacitados, e insisto, del resto de las personas que no encajamos en los estándares de estética impuestos en la pantalla.
Aún así, Katia Dartigues logró contagiarme lo que dijo en el último tuit que publicó al respecto. Decía que el que quiera donar al Teletón, que lo haga, pero que no crea que ya con eso cumplió con su parte, sino que además debe contribuir a deshacer todos esos estereotipos que la televisora está fortaleciendo y que también sería bueno saber si, además de dinero –que no es suyo, sino de los donadores- esa empresa está ofreciendo algo más para ayudar a los discapacitados y sus familias. Valdría la pena saber si les están dando trabajo detrás de cámaras –porque claro que al frente no se ven-, si sus instalaciones están adecuadas para que puedan desplazarse quienes usen auxiliares ortopédicos y lo más importante, si están dispuestos a cambiar la historia dejando de ocultarlos, de invisibilizarlos e ignorarlos, excluyéndolos de sus contenidos, excepto cuando es para recaudar dinero.
Ah y también en el sueño conocí a un chico, entre otras cosas…
Luz de todos los astros
Un paseo por el universo personal de quien observa la existencia desde un rincón del planeta.
sábado, 3 de diciembre de 2011
jueves, 24 de noviembre de 2011
Music makes the bourgeoisie and the rebel
En mi cumpleaños de 2001, mi lista de regalos sugeridos se satisfizo entera: una cámara mecánica, el álbum “Music” de Madonna, un perfume flores y libros.
Ese 15 de enero me fui a la juerga.
Bien amanecida llegué a la casa y aún recuerdo el olor a suavizante que venía desde el asiento trasero del coche, donde traía la ropa que había recogido de la lavandería, pero me dio birra bajarla y pensé “mañana (o más bien un par de horas después de dormir) me la llevo”.
Tristemente desdeñé también llevarme los obsequios que recibí, no pasó por mi mente la posibilidad de que al día (o al rato) siguiente, ya no iban a estar. Los robaron.
¡Claro que lloré! Llegué a mi trabajo a las nueve de la mañana con los ojos hinchados, la voz ronca y muy agüitada pero vale decir que los libros quedaron a salvo.
Hasta ahora sigo pensando que los ladrones no se llevaron algo que les pudo servir mucho más, malamente para ellos, buenamenye para mí.
Ese 15 de enero me fui a la juerga.
Bien amanecida llegué a la casa y aún recuerdo el olor a suavizante que venía desde el asiento trasero del coche, donde traía la ropa que había recogido de la lavandería, pero me dio birra bajarla y pensé “mañana (o más bien un par de horas después de dormir) me la llevo”.
Tristemente desdeñé también llevarme los obsequios que recibí, no pasó por mi mente la posibilidad de que al día (o al rato) siguiente, ya no iban a estar. Los robaron.
¡Claro que lloré! Llegué a mi trabajo a las nueve de la mañana con los ojos hinchados, la voz ronca y muy agüitada pero vale decir que los libros quedaron a salvo.
Hasta ahora sigo pensando que los ladrones no se llevaron algo que les pudo servir mucho más, malamente para ellos, buenamenye para mí.
domingo, 6 de noviembre de 2011
Siempre en domingo
Parece que Angelle se enfadó conmigo y ni siquiera sé por qué, pero supongo que ha de ser porque le pedí a ella y América que recogieran su cuarto, y porque saben que es regla hacer primero sus deberes antes de jugar en la computadora.
Sentí que está enfadada porque después de desayunar me dijo que a ella no le divierte limpiar y ordenar y que mejor debería hacerlo yo, ya que no tengo nada mejor que hacer.
La verdad es que eso último me puso a pensar en qué estoy haciendo además de limpiar y las tareas domésticas. Y por qué todos los días limpio, lavo, cocino y nunca puedo terminar, esto siempre vuelve a empezar?
Por qué las casas de mis amigas siempre están impecables y yo no puedo mantener así la mía? Hoy limpio y mañana ya está de nuevo el regadero.
Hoy es domingo y mi agenda es descolgar la primera tanda de ropa que llevé a la lavandería temprano, para tender una segunda tanda. También tengo que tallar a mano las prendas que no se desmancharon y hacer algo de comer. Después de todo eso quizá envíe unos correos que necesito y más tarde tengo otros rincones pendientes que limpiar. Eso es todo. En realidad no tengo nada mejor ni peor que hacer y lo que quisiera hacer (como ir a desayunar al Ihop y luego de compras al Sunrise Mall) no se puede…
Sentí que está enfadada porque después de desayunar me dijo que a ella no le divierte limpiar y ordenar y que mejor debería hacerlo yo, ya que no tengo nada mejor que hacer.
La verdad es que eso último me puso a pensar en qué estoy haciendo además de limpiar y las tareas domésticas. Y por qué todos los días limpio, lavo, cocino y nunca puedo terminar, esto siempre vuelve a empezar?
Por qué las casas de mis amigas siempre están impecables y yo no puedo mantener así la mía? Hoy limpio y mañana ya está de nuevo el regadero.
Hoy es domingo y mi agenda es descolgar la primera tanda de ropa que llevé a la lavandería temprano, para tender una segunda tanda. También tengo que tallar a mano las prendas que no se desmancharon y hacer algo de comer. Después de todo eso quizá envíe unos correos que necesito y más tarde tengo otros rincones pendientes que limpiar. Eso es todo. En realidad no tengo nada mejor ni peor que hacer y lo que quisiera hacer (como ir a desayunar al Ihop y luego de compras al Sunrise Mall) no se puede…
martes, 1 de noviembre de 2011
Nothing Really Matters
Muchas veces me congratulo de estar tan ocupada, como para no tener tiempo de presumirlo.
En verdad, me hace feliz tener una vida propia y mejor aún, una vida real en el mundo exterior y no solo en las redes sociales, el internet y de más.
Por lo general, ni mi mano izquierda se entera de lo que hace mi derecha cuando se trata de algo bueno, y solo puedo decir que he invertido mi tiempo felizmente en algunas actividades a favor del medio ambiente, muy modestas, pero al menos me satisface haber hecho un cambio, por mínimo que fuese, aunque sé que aún hay mucho más por hacer.
A propósito de manos y del medio ambiente, justo en ese afán fue que me clavé una astilla como a la mitad del índice derecho y pensé que se me iba a encarnar como otra que está sobre la yema del mismo y que me ha afectado hasta la huella digital después de varios meses en que no ha salido de mi. Pues con la mano izquierda estuve batallando para sacarla y finalmente lo logré, cosa que me tiene muy satisfecha.
Dije al principio que lo es muy bueno tener vida, propia, real, ocupada y ahora añado interesante. Aunque sean pequeñas las cosas que suceden cada día me son significativas, me siento feliz, en balance y ahí vamos.
El clima ha estado excelente. Se me antoja tanto estar en Madrid o en Barcelona, o aunque sea en el DF, espero que pronto pueda.
Precisamente me di cuenta que ya es noviembre y esta vez no hubo alguien especial que propiciara actividad en mi zona cardiaca, así que sobreviví a octubre y no habrá otro en lo que resta del año, ni riesgo de enamorarme.
Asumo que es bueno.
En verdad, me hace feliz tener una vida propia y mejor aún, una vida real en el mundo exterior y no solo en las redes sociales, el internet y de más.
Por lo general, ni mi mano izquierda se entera de lo que hace mi derecha cuando se trata de algo bueno, y solo puedo decir que he invertido mi tiempo felizmente en algunas actividades a favor del medio ambiente, muy modestas, pero al menos me satisface haber hecho un cambio, por mínimo que fuese, aunque sé que aún hay mucho más por hacer.
A propósito de manos y del medio ambiente, justo en ese afán fue que me clavé una astilla como a la mitad del índice derecho y pensé que se me iba a encarnar como otra que está sobre la yema del mismo y que me ha afectado hasta la huella digital después de varios meses en que no ha salido de mi. Pues con la mano izquierda estuve batallando para sacarla y finalmente lo logré, cosa que me tiene muy satisfecha.
Dije al principio que lo es muy bueno tener vida, propia, real, ocupada y ahora añado interesante. Aunque sean pequeñas las cosas que suceden cada día me son significativas, me siento feliz, en balance y ahí vamos.
El clima ha estado excelente. Se me antoja tanto estar en Madrid o en Barcelona, o aunque sea en el DF, espero que pronto pueda.
Precisamente me di cuenta que ya es noviembre y esta vez no hubo alguien especial que propiciara actividad en mi zona cardiaca, así que sobreviví a octubre y no habrá otro en lo que resta del año, ni riesgo de enamorarme.
Asumo que es bueno.
lunes, 10 de octubre de 2011
La pesera del amoooour
Cuando era más joven cometía muchas osadías. Ahora no tantas.
Quizá levantarme a escribir a las dos de la mañana lo sea, por el dolor que provoca en la cabeza sentir la luz del monitor, como navajas clavándose mis ojos.
Es que el café de la tarde tuvo consecuencias. Ahora es de madrugada y yo, en vez de intentar conciliar el sueño, me veo aquí, escribiendo anécdotas.
Una de las osadías que cometí en mis años de reportera novel fue realizar un tour por comunidades rurales en una pesera del transporte ejidal.
Fue una buena experiencia contar la historia que protagonizan los usuarios cuando requieren usar ese servicio. Yo tenía mi coche en buen estado, pero aún así lo dejé estacionado a unos metros de la terminal de donde salen las rutas y me subí en una unidad, que está de más mencionar sus condiciones deplorables en el aspecto mecánico, estético y práctico. Pagué el boleto y me convertí en una pasajera más.
El camino duró casi dos horas de ida y regreso, pero pude hacer una buena crónica y hasta conocer lugares nuevos de la ciudad donde vivo.
En aquellos tiempos, por alguna razón el jefe de información me quería fastidiar y me ordenó cubrir las fuentes agrícolas, así que pensé en esa historia. Muchos creen que es un sector de fuentes poco interesante, pero yo aprendí bastante.
Lo primero que recuerdo son las mochilas de los estudiantes estorbando para acomodarse. Había una llanta de refacción en medio del pasillo por donde se debía caminar para tomar lugar en el asiento corrido, que rodeaba el interior de la combi.
El olor era imposible de ignorar: una combinación de fierro viejo, combustible, sudor, mal aliento, pies, gases y uno que otro perfume.
Una señora recién dada de alta en el hospital llevaba en brazos a su bebé, que tenía unas horas de nacido, lo pude notar porque allá en los ranchos se tapan los oídos con algodón las mujeres que acaban de dar a luz, para que no les entre aire ni se inflamen. Ella iba así, cubriendo sus cavidades y aguantando los saltos que daba el vehículo en los baches, aunque seguramente fue por necesidad, ya que en su familia no había carro para ir a recogerla.
Yo iba escribiendo en el inter algunas frases de lo que escuchaba, desde la plática de la gente, hasta las canciones que en el estéreo del chofer sonaban estridentemente.
Lo más osado fue de mi parte contener el mareo y ahora que ha pasado el tiempo, me satisface saber que la fue una prueba superada, que me dejó un conocimiento más y que, fue un magnífico ejercicio de periodismo.
Quizá levantarme a escribir a las dos de la mañana lo sea, por el dolor que provoca en la cabeza sentir la luz del monitor, como navajas clavándose mis ojos.
Es que el café de la tarde tuvo consecuencias. Ahora es de madrugada y yo, en vez de intentar conciliar el sueño, me veo aquí, escribiendo anécdotas.
Una de las osadías que cometí en mis años de reportera novel fue realizar un tour por comunidades rurales en una pesera del transporte ejidal.
Fue una buena experiencia contar la historia que protagonizan los usuarios cuando requieren usar ese servicio. Yo tenía mi coche en buen estado, pero aún así lo dejé estacionado a unos metros de la terminal de donde salen las rutas y me subí en una unidad, que está de más mencionar sus condiciones deplorables en el aspecto mecánico, estético y práctico. Pagué el boleto y me convertí en una pasajera más.
El camino duró casi dos horas de ida y regreso, pero pude hacer una buena crónica y hasta conocer lugares nuevos de la ciudad donde vivo.
En aquellos tiempos, por alguna razón el jefe de información me quería fastidiar y me ordenó cubrir las fuentes agrícolas, así que pensé en esa historia. Muchos creen que es un sector de fuentes poco interesante, pero yo aprendí bastante.
Lo primero que recuerdo son las mochilas de los estudiantes estorbando para acomodarse. Había una llanta de refacción en medio del pasillo por donde se debía caminar para tomar lugar en el asiento corrido, que rodeaba el interior de la combi.
El olor era imposible de ignorar: una combinación de fierro viejo, combustible, sudor, mal aliento, pies, gases y uno que otro perfume.
Una señora recién dada de alta en el hospital llevaba en brazos a su bebé, que tenía unas horas de nacido, lo pude notar porque allá en los ranchos se tapan los oídos con algodón las mujeres que acaban de dar a luz, para que no les entre aire ni se inflamen. Ella iba así, cubriendo sus cavidades y aguantando los saltos que daba el vehículo en los baches, aunque seguramente fue por necesidad, ya que en su familia no había carro para ir a recogerla.
Yo iba escribiendo en el inter algunas frases de lo que escuchaba, desde la plática de la gente, hasta las canciones que en el estéreo del chofer sonaban estridentemente.
Lo más osado fue de mi parte contener el mareo y ahora que ha pasado el tiempo, me satisface saber que la fue una prueba superada, que me dejó un conocimiento más y que, fue un magnífico ejercicio de periodismo.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Descubrí una nueva palabra para definirme: semántica.
Anoche mientras cenaba con gratas compañías, confirmé por qué no me gusta mezclar a mis amistades del periodismo con mis amistades de otros ambientes en los que me desenvuelvo, por ejemplo el artístico, el cultural, el feminista, mis ex compañeros de escuela o trabajos, etc.
Es que muchas veces, cuando no se tienen temas en común y se abre una charla, de pronto parece que el que está fuera del campo semántico, o sea, quien no pertenece al grupo en que tenemos temas en común, no entiende lo que hablamos, e incluso pueden –por ignorancia- hacer comentarios hirientes.
No pasó eso último anoche, afortunadamente, pero en definitiva, prefiero manejarme así.
Pienso que sí soy muy desordenada, pero por más que lo sea, nunca cuelgo los calcetines en ganchos ni guardo las chamarras en los cajones del closed, así como tampoco empato en una reunión a quienes viven en mundos distantes ideológicamente.
Es que muchas veces, cuando no se tienen temas en común y se abre una charla, de pronto parece que el que está fuera del campo semántico, o sea, quien no pertenece al grupo en que tenemos temas en común, no entiende lo que hablamos, e incluso pueden –por ignorancia- hacer comentarios hirientes.
No pasó eso último anoche, afortunadamente, pero en definitiva, prefiero manejarme así.
Pienso que sí soy muy desordenada, pero por más que lo sea, nunca cuelgo los calcetines en ganchos ni guardo las chamarras en los cajones del closed, así como tampoco empato en una reunión a quienes viven en mundos distantes ideológicamente.
La peor persona.
Conocí a la peor persona.
Al menos lo fue en el momento en que me hizo pasar muy mal rato.
Yo ya le había otorgado esa definición a quien pensé que de verdad era la peor persona que conozco, y definitivamente lo es, es la peor que conozco, pero a esta otra no la conozco y sin embargo, el poco trato que tuve con ella fue suficiente para que la considerara la peor.
No quisiera imaginar qué habría pasado si hubiera tenido que vivir con ella unos seis o más años, aunque nadie sabe… con suerte hasta nos hubiéramos hecho amigas.
Al menos lo fue en el momento en que me hizo pasar muy mal rato.
Yo ya le había otorgado esa definición a quien pensé que de verdad era la peor persona que conozco, y definitivamente lo es, es la peor que conozco, pero a esta otra no la conozco y sin embargo, el poco trato que tuve con ella fue suficiente para que la considerara la peor.
No quisiera imaginar qué habría pasado si hubiera tenido que vivir con ella unos seis o más años, aunque nadie sabe… con suerte hasta nos hubiéramos hecho amigas.
domingo, 21 de agosto de 2011
Renací
Leí mi viejo diario y siendo honesta, ninguna historia me ha conmovido más que la de mi propia vida.
Y no es que mi vida haya sido triste, sino, lo que escribí y cómo lo hice.
Sentí como si estuviera leyendo la historia de otra persona y a decir verdad, así es. Aquella que fui, ya no soy.
Pero las cosas que escribí y el contraste de una época de mi vida a otra, son impactantes, o quizá sea porque no logro desconectarme totalmente de la idea de que todo fue real y que yo lo protagonicé.
La verdad me da miedo publicarlo, es terriblemente fuerte el sufrimiento que reflejan mis textos.
En aquel tiempo, yo estaba despojada de mi voluntad y mi autoestima, era demasiado joven e inmadura, evidentemente no sabía cómo manejar lo que me pasaba al enfrentar la responsabilidad de una familia y una relación de pareja, así que perdí la esperanza.
Lo último que escribí en 1998 fue “estoy muerta”.
Y no es que mi vida haya sido triste, sino, lo que escribí y cómo lo hice.
Sentí como si estuviera leyendo la historia de otra persona y a decir verdad, así es. Aquella que fui, ya no soy.
Pero las cosas que escribí y el contraste de una época de mi vida a otra, son impactantes, o quizá sea porque no logro desconectarme totalmente de la idea de que todo fue real y que yo lo protagonicé.
La verdad me da miedo publicarlo, es terriblemente fuerte el sufrimiento que reflejan mis textos.
En aquel tiempo, yo estaba despojada de mi voluntad y mi autoestima, era demasiado joven e inmadura, evidentemente no sabía cómo manejar lo que me pasaba al enfrentar la responsabilidad de una familia y una relación de pareja, así que perdí la esperanza.
Lo último que escribí en 1998 fue “estoy muerta”.
miércoles, 17 de agosto de 2011
Qué bueno que no fui Lady Di
Hasta los 33 años yo estaba segura de que un príncipe azul, vendría por mí en un caballo blanco. No esperaba ni aceptaba menos que eso. Hubo varios plebeyos que tocaron a mi puerta, pero los mandé a por las cocas porque sabía que un día llegaría mi noble caballero.
Ahora tengo 34 y decidí que esa idea podía ser una entelequia, es decir, una cosa perfecta que no existe, pero además de no depender del “rescate” de un presunto galán, rompí con otra de las ataduras sexistas con las que fui educada.
Los cuentos de hadas de Walt Disney son solo ficción pero llegamos a creer que son realidad, y resulta que la vida real es un poco más hostil que eso.
Ni siquiera es frustrante asumir este grado de conciencia. Lo que sí me generó frustraciones fue recibir calabazas cada vez que yo esperaba desencantar a un príncipe, besando a un sapo.
Es muy satisfactorio despertar del letárgico sueño rosa en que pasé mis primeros 33 años, y lo mejor fue hacerlo, sin el beso de amor de ningún puto príncipe.
Ahora tengo 34 y decidí que esa idea podía ser una entelequia, es decir, una cosa perfecta que no existe, pero además de no depender del “rescate” de un presunto galán, rompí con otra de las ataduras sexistas con las que fui educada.
Los cuentos de hadas de Walt Disney son solo ficción pero llegamos a creer que son realidad, y resulta que la vida real es un poco más hostil que eso.
Ni siquiera es frustrante asumir este grado de conciencia. Lo que sí me generó frustraciones fue recibir calabazas cada vez que yo esperaba desencantar a un príncipe, besando a un sapo.
Es muy satisfactorio despertar del letárgico sueño rosa en que pasé mis primeros 33 años, y lo mejor fue hacerlo, sin el beso de amor de ningún puto príncipe.
domingo, 14 de agosto de 2011
EL YANG
Nunca había comprendido el significado del Ying yang con tanto sentido como hoy.
Angelle dijo que hay gente que no está en paz, si no está en desacuerdo con algo.
Sus afirmaciones no solo son basadas en la teoría, sino en la comprobación que ha hecho en circunstancias que mencionó y no repetiré porque, a partir de entonces, empecé a pensar que en verdad, si no se conoce algo, tampoco se puede conocer su opuesto, ya que no tendría punto de comparación.
Me explico:
Si uno no sabe lo que es el odio, no puede saber lo que es el amor, porque uno no ha experimentado los sentimientos que son contrarios.
Yo le dije a mis hijas que, por eso, el Ying yang establece el balance. Sin el bien, no puede existir el mal.
Solo es cada uno de nosotros, quien decide si quiere estar en el lado blanco o en el negro.
Angelle dijo que hay gente que no está en paz, si no está en desacuerdo con algo.
Sus afirmaciones no solo son basadas en la teoría, sino en la comprobación que ha hecho en circunstancias que mencionó y no repetiré porque, a partir de entonces, empecé a pensar que en verdad, si no se conoce algo, tampoco se puede conocer su opuesto, ya que no tendría punto de comparación.
Me explico:
Si uno no sabe lo que es el odio, no puede saber lo que es el amor, porque uno no ha experimentado los sentimientos que son contrarios.
Yo le dije a mis hijas que, por eso, el Ying yang establece el balance. Sin el bien, no puede existir el mal.
Solo es cada uno de nosotros, quien decide si quiere estar en el lado blanco o en el negro.
lunes, 8 de agosto de 2011
Reconciliación.
Llevo un rato, aquí leyendo mis textos viejos. Bueno, no lo son tanto, más bien, archivados.
Los he guardado por meses y algunos por un par de años en espera de un momento y un espacio adecuado para publicarlos, quiero decir, en algún blog o algo así.
Me he dado tiempo para seleccionarlos, ya que quisiera clasificarlos por temas y quizá, en algún momento compartirlos para que pueda leerlos más gente.
Definitivamente, una de las razones que me han hecho esperar para divulgarlos y ser cautelosa es el miedo que impone advertir que vendrán las críticas.
Yo he tenido la pretensión desde mucho tiempo atrás de dar el salto de periodista a escritora, y la crítica es evidente que deberá estar presente si decido hacerlo, pero, hay días en que me armo de valor y pienso que podré superarla.
Lamentablemente tanta dulzura que he escuchado de mis amistades me ha hecho acostumbrarme a la miel en los oídos, pero eso me no me fortalece para aceptar una crítica negativa.
Redactar bien, por lo tanto, es una parte importante en el “proceso de creación literaria”… algo como eso dijo una vez Gabriel García Márquez (sólo lo entrecomillado y lo mencionó en otro contexto, lo primero es únicamente idea mía) y también dijo que sonaba muy mamón.
Lo siguiente, lo dice la que escribe: “La otra parte importante del proceso de creación literaria es tener valor para soportar las críticas”.
Aún no estoy segura de lo que haré cuando me tope con puntos de vista opuestos al mío, o que solo aprovechando que uno se atreve a exponer su trabajo públicamente, me agreda por diversión, eso sucede.
Como sea. La he pasado mal en tiempo reciente y sigo hipersensible, lo admito.
Cuando intento educar a mis hijas y a mi hijo les digo que a los miedos hay que enfrentarlos, entonces pienso que también debo hacerlo.
No podré saber qué pasará hasta después de que suceda, pero, en fin, ya no quiero que ese monstruo en el armario de mi imaginación me detenga. Finalmente, el miedo que tengo es a la desaprobación y eso es algo que históricamente me ha importado un pito y es momento de pensar que si me van a criticar, me van a agredir o a acabar con mi reputación, pasará y sobreviviré.
El punto, después de todo esto, es que los estuve leyendo y, siendo autocrítica, son muy divertidos.
Quiero escribir más. Llevo meses sin hacerlo, mi productividad ha sido mínima.
Desde que dejé de escribir para El Mañana en agosto del año pasado, solo escribía una o dos notas al mes para el portal de noticias que tuve y cuyo dominio expiró, después le colaboré a la revista Contralínea por tres meses con un reportaje por número, y lo más reciente lo he colgado en un blog de notas con perspectiva de género que tomé provicionalmente como medio alternaruvo, aunque también se han publicado en el portal de Red Tamaulipas.
Conservo el blog personal de Luz de todos los astros, donde abro mi corazón como en este caso, pero este espacio es muy subterráneo, pocos saben de él. Me gusta este misticismo y aún así, sigo siendo reservada en lo que publico.
Esta reconciliación con mis obras debe llegar a un puerto feliz, y es mi deseo, que en breve estén a la vista del público de todo el planeta. Así sea.
Los he guardado por meses y algunos por un par de años en espera de un momento y un espacio adecuado para publicarlos, quiero decir, en algún blog o algo así.
Me he dado tiempo para seleccionarlos, ya que quisiera clasificarlos por temas y quizá, en algún momento compartirlos para que pueda leerlos más gente.
Definitivamente, una de las razones que me han hecho esperar para divulgarlos y ser cautelosa es el miedo que impone advertir que vendrán las críticas.
Yo he tenido la pretensión desde mucho tiempo atrás de dar el salto de periodista a escritora, y la crítica es evidente que deberá estar presente si decido hacerlo, pero, hay días en que me armo de valor y pienso que podré superarla.
Lamentablemente tanta dulzura que he escuchado de mis amistades me ha hecho acostumbrarme a la miel en los oídos, pero eso me no me fortalece para aceptar una crítica negativa.
Redactar bien, por lo tanto, es una parte importante en el “proceso de creación literaria”… algo como eso dijo una vez Gabriel García Márquez (sólo lo entrecomillado y lo mencionó en otro contexto, lo primero es únicamente idea mía) y también dijo que sonaba muy mamón.
Lo siguiente, lo dice la que escribe: “La otra parte importante del proceso de creación literaria es tener valor para soportar las críticas”.
Aún no estoy segura de lo que haré cuando me tope con puntos de vista opuestos al mío, o que solo aprovechando que uno se atreve a exponer su trabajo públicamente, me agreda por diversión, eso sucede.
Como sea. La he pasado mal en tiempo reciente y sigo hipersensible, lo admito.
Cuando intento educar a mis hijas y a mi hijo les digo que a los miedos hay que enfrentarlos, entonces pienso que también debo hacerlo.
No podré saber qué pasará hasta después de que suceda, pero, en fin, ya no quiero que ese monstruo en el armario de mi imaginación me detenga. Finalmente, el miedo que tengo es a la desaprobación y eso es algo que históricamente me ha importado un pito y es momento de pensar que si me van a criticar, me van a agredir o a acabar con mi reputación, pasará y sobreviviré.
El punto, después de todo esto, es que los estuve leyendo y, siendo autocrítica, son muy divertidos.
Quiero escribir más. Llevo meses sin hacerlo, mi productividad ha sido mínima.
Desde que dejé de escribir para El Mañana en agosto del año pasado, solo escribía una o dos notas al mes para el portal de noticias que tuve y cuyo dominio expiró, después le colaboré a la revista Contralínea por tres meses con un reportaje por número, y lo más reciente lo he colgado en un blog de notas con perspectiva de género que tomé provicionalmente como medio alternaruvo, aunque también se han publicado en el portal de Red Tamaulipas.
Conservo el blog personal de Luz de todos los astros, donde abro mi corazón como en este caso, pero este espacio es muy subterráneo, pocos saben de él. Me gusta este misticismo y aún así, sigo siendo reservada en lo que publico.
Esta reconciliación con mis obras debe llegar a un puerto feliz, y es mi deseo, que en breve estén a la vista del público de todo el planeta. Así sea.
miércoles, 27 de julio de 2011
Estar
A veces no hacen falta palabras. Es suficiente saber que hay alguien ahí, capaz de cambiar un mal día con su sola sonrisa.
martes, 26 de julio de 2011
Avanzo
Tengo preocupación (un poco) sobre mi cambio de estados de ánimo. Cada día despierto con un nuevo nivel de energía y optimismo y algunas veces éste es muy bajo, pero no identifico de qué depende, así que creo que debería empezar un diario sobre las cosas que ocurren para ir determinando si puedo controlarlo.
Antier, por ejemplo, todo iba muy bien hasta el medio día, cuando empecé a sentir una gran ansiedad, pero esto pasó sin motivo alguno.
Me sentía tan nerviosa como aquella vez en que me reuní con un embajador de cuyo nombre y país no debo acordarme, en una misión que pudo implicar bastante riesgo. Recuerdo que esa vez (hace poco más de un año), no paraba de beber agua.
Así me pasó antier.
Fue domingo, estaba sin críos, ya había almorzado y todo estaba dispuesto para hacer lo que yo quisiera. Mi plan era terminar de resanar unas grietas en el techo de la sala, algo que postergué en meses por falta de tiempo, de materiales o de vigor. Ese día lo tenía todo y decidí que la excitación que sentía no me iba a detener.
Le di pa’ delante a mi objetivo y noté que al momento de hacer el esfuerzo, la tensión comenzaba a bajar.
No sé si pudo haber sido también el concentrar la mente en el trabajo que estaba haciendo, lo que me hizo olvidar que a veces los demonios entran a mi cabeza y la perturban, el punto es que al final de la tarde yo tenía una sala con mucho mejor aspecto, además de un cansancio agradable, bastante compatible con las tres cervezas que después me tomé.
Antier, por ejemplo, todo iba muy bien hasta el medio día, cuando empecé a sentir una gran ansiedad, pero esto pasó sin motivo alguno.
Me sentía tan nerviosa como aquella vez en que me reuní con un embajador de cuyo nombre y país no debo acordarme, en una misión que pudo implicar bastante riesgo. Recuerdo que esa vez (hace poco más de un año), no paraba de beber agua.
Así me pasó antier.
Fue domingo, estaba sin críos, ya había almorzado y todo estaba dispuesto para hacer lo que yo quisiera. Mi plan era terminar de resanar unas grietas en el techo de la sala, algo que postergué en meses por falta de tiempo, de materiales o de vigor. Ese día lo tenía todo y decidí que la excitación que sentía no me iba a detener.
Le di pa’ delante a mi objetivo y noté que al momento de hacer el esfuerzo, la tensión comenzaba a bajar.
No sé si pudo haber sido también el concentrar la mente en el trabajo que estaba haciendo, lo que me hizo olvidar que a veces los demonios entran a mi cabeza y la perturban, el punto es que al final de la tarde yo tenía una sala con mucho mejor aspecto, además de un cansancio agradable, bastante compatible con las tres cervezas que después me tomé.
jueves, 14 de julio de 2011
El equipo
Recuerdo los días cuando era reportera y pienso:
Lo peor que puede pasar en una sala de redacción es que en lugar de una coordinación entre reporteros exista el agandalle de notas. Y es que el mejor equipo no se integra por un reportero que siempre tiene la portada, dejándole a los demás el relleno, sino cuando todos son igualmente chingones y los éxitos se comparten.
Lo peor que puede pasar en una sala de redacción es que en lugar de una coordinación entre reporteros exista el agandalle de notas. Y es que el mejor equipo no se integra por un reportero que siempre tiene la portada, dejándole a los demás el relleno, sino cuando todos son igualmente chingones y los éxitos se comparten.
domingo, 10 de julio de 2011
Ya no es de aquí, ni es de allá. Es de a humanidad
Yo que cuando me muero, ya nunca es por amor….
Así dice una parte de “Barbie superstar” de Joaquín Sabina, que me hace recordar que yo, cuando lloro, ya no es por cualquier estupidez.
La penúltima vez que lloré fue el año pasado, cuando escuché una canción que había oído muchas veces antes, pero ese día en especial, sentí que era un mensaje dirigido exactamente a mí.
Se trata de “Este es un nuevo día” de Facundo Cabral.
Yo en aquel tiempo sufría por miles de confusiones que hoy ya no vienen al caso ni ocupan la atención de mi memoria, lo que recuerdo fue la sensación de epifanía que tuve con la frase “perdona hermano que yo no entienda que no seas feliz en tan bello planeta”. Esta y todo lo que sigue en la letra me hizo aterrizar o despertar, salir de la hipnosis en la que estaba mi espíritu, para poder ver que lo tenía todo a mi alrededor, que era rica y afortunada.
Confieso que efectivamente, Cabral fue una influencia determinante en mi conversión. Yo antes andaba por la vida dando tumbos y ahora, mi búsqueda es mucho más espiritual. Y no es que haya sido el cantautor argentino en específico, sus canciones o sus mensajes los que lo lograron, sino que éstos fueron el detonante o parte del movimiento que originó el cambio.
Ayer por la mañana desayuné la noticia funesta de su asesinato en Guatemala y me pareció algo injusto. Nadie podía quitarle la vida a un promotor de la paz, del amor, de la libertad.
Dije que la penúltima vez lloré escuchando sus canciones, pero al ir escribiendo este texto volví a conmoverme hasta las lágrimas, pero no de dolor por la partida del gran artista, sino por nosotros, los que seguimos viviendo, porque no nos toca llegar al siguiente nivel, todavía.
Y cómo él decía: La vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto. Llegan primero los que cargan menos. No hay muerte, sino mudanza.
Así dice una parte de “Barbie superstar” de Joaquín Sabina, que me hace recordar que yo, cuando lloro, ya no es por cualquier estupidez.
La penúltima vez que lloré fue el año pasado, cuando escuché una canción que había oído muchas veces antes, pero ese día en especial, sentí que era un mensaje dirigido exactamente a mí.
Se trata de “Este es un nuevo día” de Facundo Cabral.
Yo en aquel tiempo sufría por miles de confusiones que hoy ya no vienen al caso ni ocupan la atención de mi memoria, lo que recuerdo fue la sensación de epifanía que tuve con la frase “perdona hermano que yo no entienda que no seas feliz en tan bello planeta”. Esta y todo lo que sigue en la letra me hizo aterrizar o despertar, salir de la hipnosis en la que estaba mi espíritu, para poder ver que lo tenía todo a mi alrededor, que era rica y afortunada.
Confieso que efectivamente, Cabral fue una influencia determinante en mi conversión. Yo antes andaba por la vida dando tumbos y ahora, mi búsqueda es mucho más espiritual. Y no es que haya sido el cantautor argentino en específico, sus canciones o sus mensajes los que lo lograron, sino que éstos fueron el detonante o parte del movimiento que originó el cambio.
Ayer por la mañana desayuné la noticia funesta de su asesinato en Guatemala y me pareció algo injusto. Nadie podía quitarle la vida a un promotor de la paz, del amor, de la libertad.
Dije que la penúltima vez lloré escuchando sus canciones, pero al ir escribiendo este texto volví a conmoverme hasta las lágrimas, pero no de dolor por la partida del gran artista, sino por nosotros, los que seguimos viviendo, porque no nos toca llegar al siguiente nivel, todavía.
Y cómo él decía: La vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto. Llegan primero los que cargan menos. No hay muerte, sino mudanza.
martes, 5 de julio de 2011
Facebook… Uff!!!
A veces me conecto a esa red social a la que entré con inocencia y tras mucha insistencia por parte de amistades que ya la tenían y que decían que estaba muy buena, que era una forma de comunicarse con otros de un modo divertido. En realidad no hubo argumentos suficientemente tan convincentes, solo que mi hijo y mis hijas se sumaron a la invitación, así que empecé a sentirme fuera de onda. Aparte yo estaba por lanzar el proyecto de crónicas desde Centroamérica y fue primordialmente el furor que parecía tener el “libro de rostros”, el que me incitó a registrarme para difundirlo más.
Entonces finalmente lo hice, empecé colgando justamente fotos de mi carita, pero después le fui agarrando la onda poco a poco al manejo de comentarios y etiquetado de fotografías, al grado que en poco tiempo estuve interactuando con los demás. Todo iba muy bien, hasta ese punto resultaba agradable comunicarme con personas que me simpatizan mediante los mensajes escritos que se dejan en sus muros o los que ellos dejaban en el mío, recibir fotos donde yo aparecía y que otros poseen, así como poder opinar en las publicaciones de los y las demás.
Lo que dejó de gustarme fue que ahí también uno se encuentra gente que le cae re gorda, como en la vida real.
Me di cuenta de eso hasta varios meses después, cuando en verdad me comenzó a parecer irritante leer las estupideces que escribe mucha gente: que si ya comió, que si fue al doctor, que anda de vacaciones, que sus niños comieron hotcakes, en fin.
Es muy respetable lo que ultimadamente cada quien quiere decir, pero definitivamente uno no tiene necesidad de enterarse de cosas que no le importan.
Todo esto, finalmente es una completa idiotez, porque lo más grave de todo es que cada uno de nosotros ingresa voluntariamente al Fb, como dan en abreviarlo. Sí, yo firmé el contrato de privacidad que cede a los dueños de la red social a disponer de mis publicaciones, textos e imágenes legamente como suyos, por si fuera poco aguantar el chismorreo que se forma con cada publicación.
Es puro chismorreo y casi nada de temas relevantes.
Confesiones de amor, anécdotas, pensamientos en letras mayúsculas, amenazas subliminales hacia sus enemigos, anuncios clasificados, quejas en contra de una u otra cosa, foto o frases para presumir que les va de maravilla y su vida es “perfecta”, una cantidad de cosas como esas y peores, denotan el déficit afectivo que sufren quienes requieren la aceptación ajena para sentirse bien.
En realidad eso es lo que parece, una búsqueda insaciable de aprobación, y además una demostración de estatus, de derecho a pertenecer, claro, siempre y cuando se agrupe el sujeto con sus iguales, es decir, las chicas bien, con las chicas bien, los punketos con los punketos, los emos con los emos, etcétera, etcétera, etcétera.
Una de las cosas más desagradables de todo esto es tener que leer faltas de ortografía y de gramática en general, más las violaciones a todo tipo de regla de redacción, ausencia de signos de puntuación, el mal empleo de las palabras, la pobreza de vocabulario de muchos usuarios…
No he terminado pero hasta donde voy no es poca cosa.
Falta por decir que lo más triste de todo no es esa pobreza de vocabulario y de cultura general que se denota, sino la pobreza de inteligencia y peor aún, la pobreza espiritual que nos hace exhibir el feisbuc.
Entonces finalmente lo hice, empecé colgando justamente fotos de mi carita, pero después le fui agarrando la onda poco a poco al manejo de comentarios y etiquetado de fotografías, al grado que en poco tiempo estuve interactuando con los demás. Todo iba muy bien, hasta ese punto resultaba agradable comunicarme con personas que me simpatizan mediante los mensajes escritos que se dejan en sus muros o los que ellos dejaban en el mío, recibir fotos donde yo aparecía y que otros poseen, así como poder opinar en las publicaciones de los y las demás.
Lo que dejó de gustarme fue que ahí también uno se encuentra gente que le cae re gorda, como en la vida real.
Me di cuenta de eso hasta varios meses después, cuando en verdad me comenzó a parecer irritante leer las estupideces que escribe mucha gente: que si ya comió, que si fue al doctor, que anda de vacaciones, que sus niños comieron hotcakes, en fin.
Es muy respetable lo que ultimadamente cada quien quiere decir, pero definitivamente uno no tiene necesidad de enterarse de cosas que no le importan.
Todo esto, finalmente es una completa idiotez, porque lo más grave de todo es que cada uno de nosotros ingresa voluntariamente al Fb, como dan en abreviarlo. Sí, yo firmé el contrato de privacidad que cede a los dueños de la red social a disponer de mis publicaciones, textos e imágenes legamente como suyos, por si fuera poco aguantar el chismorreo que se forma con cada publicación.
Es puro chismorreo y casi nada de temas relevantes.
Confesiones de amor, anécdotas, pensamientos en letras mayúsculas, amenazas subliminales hacia sus enemigos, anuncios clasificados, quejas en contra de una u otra cosa, foto o frases para presumir que les va de maravilla y su vida es “perfecta”, una cantidad de cosas como esas y peores, denotan el déficit afectivo que sufren quienes requieren la aceptación ajena para sentirse bien.
En realidad eso es lo que parece, una búsqueda insaciable de aprobación, y además una demostración de estatus, de derecho a pertenecer, claro, siempre y cuando se agrupe el sujeto con sus iguales, es decir, las chicas bien, con las chicas bien, los punketos con los punketos, los emos con los emos, etcétera, etcétera, etcétera.
Una de las cosas más desagradables de todo esto es tener que leer faltas de ortografía y de gramática en general, más las violaciones a todo tipo de regla de redacción, ausencia de signos de puntuación, el mal empleo de las palabras, la pobreza de vocabulario de muchos usuarios…
No he terminado pero hasta donde voy no es poca cosa.
Falta por decir que lo más triste de todo no es esa pobreza de vocabulario y de cultura general que se denota, sino la pobreza de inteligencia y peor aún, la pobreza espiritual que nos hace exhibir el feisbuc.
martes, 28 de junio de 2011
¿Serán los dioses ocultos?
¿Por qué no puedo evitarlo? ¿Por qué soy como soy? ¿Por qué soy lo que soy? ¿Serán los dioses ocultos?
No es que esté inconforme, pero a veces piemso que no tengo control sobre mis impulsos...
y me importa un pito si a los demás les agrada o no, solo me pregunto por qué.
No es que esté inconforme, pero a veces piemso que no tengo control sobre mis impulsos...
y me importa un pito si a los demás les agrada o no, solo me pregunto por qué.
miércoles, 22 de junio de 2011
Mira que las musas no aceptan excusas
Muchas veces me asalta la inspiración cuando trato de dormir. Me levanto de exabrupto y escribo lo que alcanzo, porque ella es más veloz que yo, no puedo ir tan rápido. A veces, para cuando encuentro la pluma o inicia la PC, ya se fue…
jueves, 16 de junio de 2011
Juego de espejos
Una de las experiencias más gratas que he tenido este año ha sido asistir al Seminario Juego de Espejos, convocado por el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), los días seis y siete de junio en Monterrey, Nuevo León, para las y los periodistas del noreste de la República Mexicana.
Esto representó la reunión de casi un centenar de profesionales de los medios informativos procedentes de Coahuila, Chihuahua, San Luis Potosí, Zacatecas, Tamaulipas y por supuesto, del propio estado anfitrión.
Fue muy grato convivir con mis colegas de Altamira, Lidia Rita Bonilla, de Reynosa, Anabel Rocha y Jenny Gandiaga, de Matamoros Delia Arellano e Idalia Beltrán y en esta ocasión por ciudad Victoria asistiendo las queridas Marta Olivia López Medellín, Lety Compeán, Nelly Cerda y Martha LLeverino, desde luego con la incomparable presencia de Rossy Rodríguez Quintanilla, a quien le agradezco entre un millón de cosas más, la amistad que me brinda, aparte del inmenso respeto que me inspira su liderazgo como coordinadora de la Red de Mujeres Periodistas de Tamaulipas, al igual que Dora Alicia de la Cruz García, quien esta vez no pudo estar presente.
Además de eso, conocer a personas tan agradables como Narda y Marcos Rodríguez Leija, del Instituto de la Mujer de Tamaulipas y Sedesol, respectivamente, o Ingrid Velázquez de INMUJERES, fue fenomenal. Claro, también muy apapachadas por Guadalupe …. De comunicación Social del Instituto de la Mujer de Nuevo León, y ni qué decir de su directora general, María Elena Chapa, una mujer brillante.
El programa estuvo muy bien integrado, primero con un taller de la Conapred, impartido por Jesica y Pablo Quezada, excelente. Me dejó muy profundas reflexiones sobre los ejercicios de discriminación que cotidianamente hacemos y vengo cargada de información suficiente para escribir bastante sobre el tema.
Entre otras conferencias, presenciamos la de ONUSIDA, que también me arrojó muy buenos temas para redacción, la de Andrés Solís sobre Cobertura Segura en Zonas de Riesgo y, por supuesto, Las Claves del Género, de la grande Marta Lamas, una institución del feminismo y del periodismo con perspectiva de género.
Regresé muy fortalecida, agotada también por la intensiva jornada de actividades en la que no salí del hotel sede (el Sheraton Ambassador) ni un segundo, pero feliz y bien apantallada de ver lo chingonas que son Clara Scherer, del proyecto SUAMA para la Igualdad, Alejandra Rojas, de la Red de Mujeres en Plural, y otras colegas de los estados invitados.
Las compañeras de Monterrey me dejaron impresionadas, tienen un gran conocimiento y la mente muy abierta, y no es por discriminar, pero ahí se nota la diferencia entre el pensamiento citadino y el provinciano.
Los caballeros participantes se llevaron todo mi respeto, por su enorme capacidad para integrar la perspectiva de género a su discurso. Hombres muy preparados como Esaú, de San Luis Potosí y Juan, de Tamazunchale, deberíamos tener más en el periodismo.
En fin, me queda mucho por escribir sobre todos ellos, ellas y lo que compartimos, pero al menos hoy quise guardar este recuerdo en texto, ya que no quiero perderlo como muchos otros que al tiempo se van desvaneciendo.
lunes, 30 de mayo de 2011
sábado, 2 de abril de 2011
Soy una humanista
Cada día que pasa lo confirmo más. Amo a la humanidad y quisiera que tuviera felicidad, paz, dignidad.
Hay valores para mí, muy por encima de las cosas absurdas que a gran parte de ese universo de personas le interesan, pero eso no me hace enemiga de mis diferentes, finalmente en la mayoría de las cosas somos semejantes y aunque no fuera así, me basta con saber que somos humanos para reconocernos iguales.
“You might say I’m a dreamer”, dijo John Lennon –podrás decir que soy un soñador- en la canción “Imagina”, pero recuerdo que desde muy niña me estuve preguntando cuál era la razón de mi existencia. Con el tiempo se han ido revelando distintas respuestas, y muchas me han dado la impresión de ser potencialmente correctas. Incluso considero la posibilidad de que varias o todas ellas lo sean.
Hasta ayer tenía la certeza de que la gente nace para cumplir el objetivo de ser feliz. Hoy, por lo menos estoy segura de que quisiera que la humanidad fuera feliz.
Hay valores para mí, muy por encima de las cosas absurdas que a gran parte de ese universo de personas le interesan, pero eso no me hace enemiga de mis diferentes, finalmente en la mayoría de las cosas somos semejantes y aunque no fuera así, me basta con saber que somos humanos para reconocernos iguales.
“You might say I’m a dreamer”, dijo John Lennon –podrás decir que soy un soñador- en la canción “Imagina”, pero recuerdo que desde muy niña me estuve preguntando cuál era la razón de mi existencia. Con el tiempo se han ido revelando distintas respuestas, y muchas me han dado la impresión de ser potencialmente correctas. Incluso considero la posibilidad de que varias o todas ellas lo sean.
Hasta ayer tenía la certeza de que la gente nace para cumplir el objetivo de ser feliz. Hoy, por lo menos estoy segura de que quisiera que la humanidad fuera feliz.
sábado, 12 de marzo de 2011
La Diosa ha muerto
Dormí 16 horas desde ayer y desperté con la funesta noticia de que Rita Guerreo, vocalista de Santa Sabina murió este viernes.
Cuando vi su foto en la edición en línea de El Universal, incluso antes de ver las noticias del mundo, llamó mi atención y me fui sobre su encabezado.
Lo leí en voz alta y con un tono de absoluta sorpresa, combinada con incredulidad.
“Fallece la cantante Rita Guerrero”.
Después, todo se detuvo.
Solo mi pensamiento corrió hacia los recuerdos de que, en noticias más recientes supe que padecía cáncer de ceno y no estaba respondiendo bien a los tratamientos, incluso en diciembre, hace unos tres meses, se organizó un concierto a beneficio para apoyarla, donde tocaron grandiosas bandas formadas por sus amigos.
¡Qué triste!
Seguí recordando lo importante que fue en mi vida su aportación musical. Parte del desarrollo personal, ideológico, intelectual de mí estuvo influído por el estilo, las letras y el concepto en general de su banda.
La primera vez que la oí con atención fue en un programa de mi cuate Fernando Canales, Leopi, por la red estatal de Radio Tamaulipas, en aquel programa que él conducía, llamado “Sentidos paralelos”. Eran los noventas. 1991 o 1992.
El padre de mis hijos y yo andábamos de novios apenas, estábamos en prepa, teníamos 16 o 17 años. Los sábados, hacíamos lo que fuera para poderlo sintonizar, ya que era de muy bajo espectro la señal.
Fue la canción “Partido en tres”, la primera que escuché y aún lo recuerdo. Esa entrada tán rítmica y a la vez, poco usual comparativamente con lo que había oído hasta entonces. La voz de Rita, imponente, me prendió, me hizo saber que eso era lo que me gustaba y lo que yo quería.
Pronto compré su primer disco –en ese tiempo lo más accesible era el caset-, “Santa Sabina” y me clavé de todas las rolas. Ansiába la salida del segundo, Símbolos, que definitovamente superó la calidad de la producción y perfeccionó el concepto original, con un resultado excelente.
Durante ese tiempo, en mi vida ocurrieron cosas definitivas y definitorias para mi presente. Crecí con Santa Sabina.
Cuando Lanzaron Babel, yo ya tenía un hijo y muchos de mis recuerdos podrían musicalizarse con sus canciones. Lo más chido es que no solo vivo de recuerdos, sino que cada día de la vida he seguido sintiendo esa admiración y gusto cada vez que los escucho.
Justo ayer al medio día, sin saber que más tarde acaecería Rita, puse Los Sueños, solo por las ganas de escucharla.
Ayer, me recosté a las 4 de la tarde para ver la televisión, pero me quedé dormida. Desperté alrededor de las nueve de la noche y preferí no levantarme. Segu+i durmiendo hasta hoy a las sieis horas y finalmente me paré de la cama casi a las ocho. Me cepillé los dientes y salí a comprar azúcar para hacerme un café. A regresar, quise ver mi correo electrónico y los periódicos digitales, enterándome de esta irreparable pérdida.
Me quedé por unos minutos estupefacta, no sabía qué hacer.
Finalmente entré a mis redes sociales y publiqué mis lamentos, que ya habían sido precedidos por los de otros cientos de fanáticos de Santa Sabina y de Rita.
Leí algo que uno de ellos en Twitter escribió y lo parafraseo: “Todo sigue igual, Rita siempre fue algo fuera de este mundo”.
jueves, 10 de marzo de 2011
Los gallinas, que ni reclamen
¿Cómo que ya basta de sangre?
¿Cuánta es bastante?
Y qué sencillo puntar con el dedo a quien por fin hace algo – quizá no bien hecho y ni siquiera, lo mejor, pero hace algo- por combatir al monstruo que muchos, con pequeñas o grandes contribuciones hemos fortalecido.
A muchos se nos hizo cómodo comprar mercancía pirata, gasolina de contrabando, alcohol fuera de horario o, cuando menos, acceder a una “mordida” para eludir una infracción de tránsito.
¿Quién de nosotros no ha sido cómplice de conocidos, vecinos o parientes involucrados en actividades ilícitas, al sabelo y no denunciarlo?
Ah sí, pues la cobardía se excusa en el discurso retórico que aduce una falta de garantías sobre la seguridad, todos le temen a pagar con su vida la valentía.
No existen esos mexicanos que al grito de guerra apresten el acero y el bridón. Los últimos valientes murieron el 1910.
¿Cuánta es bastante?
Y qué sencillo puntar con el dedo a quien por fin hace algo – quizá no bien hecho y ni siquiera, lo mejor, pero hace algo- por combatir al monstruo que muchos, con pequeñas o grandes contribuciones hemos fortalecido.
A muchos se nos hizo cómodo comprar mercancía pirata, gasolina de contrabando, alcohol fuera de horario o, cuando menos, acceder a una “mordida” para eludir una infracción de tránsito.
¿Quién de nosotros no ha sido cómplice de conocidos, vecinos o parientes involucrados en actividades ilícitas, al sabelo y no denunciarlo?
Ah sí, pues la cobardía se excusa en el discurso retórico que aduce una falta de garantías sobre la seguridad, todos le temen a pagar con su vida la valentía.
No existen esos mexicanos que al grito de guerra apresten el acero y el bridón. Los últimos valientes murieron el 1910.
martes, 22 de febrero de 2011
El amor no quiere envejecer
No lo pude evitar. Lo recordé.
Me volví a poner como adolescente rememorando los momentos románticos.
Tontamente apareció la estúpida frase “solo seremos tu y yo”, en una película que estaba viendo en la televisión cuando… tuve una regresión hacia aquel momento en el que él me la dijo.
Tampoco puedo negar que esta sensación ¡es la ostia! Siento como si aún lo estuviera viviendo, mariposas en la panza, siento algo muy agradable.
Me volví a poner como adolescente rememorando los momentos románticos.
Tontamente apareció la estúpida frase “solo seremos tu y yo”, en una película que estaba viendo en la televisión cuando… tuve una regresión hacia aquel momento en el que él me la dijo.
Tampoco puedo negar que esta sensación ¡es la ostia! Siento como si aún lo estuviera viviendo, mariposas en la panza, siento algo muy agradable.
domingo, 20 de febrero de 2011
Mi amiga Lichita Pizaña cumplió ¡75 años!
Hicimos una fiesta sorpresa para ella, de la que ya escribiré, muy emotiva y bonita. Yo canté para ella la canción de Maria Carey “Heroe”, en español, entonce me atavié para la ocasión, llevaba un vestido negro muy elegante, aunque con un magno escote (le pongo un tono de inconformidad porque no es mi agrado enseñar tanto, pero fue lo único que encontré y además, la celebración lo justificaba).
Al salir de la fiesta, que terminó a las dos de la tarde, pasé frente al parque Olímpico, donde había una exhibición de motos.
¡Mi mero mole! Todo el mundo sabe que me fascinan, así que paré para hacerme unas fotos, con mi vestido de fiesta. No creo que hubiera acomodado mejor la oportunidad, pues, aunque me encantaría, es muy improbable que me vista de gala solo para ir a un bikefest.
Salieron estupendas, a pesar del intenso viento y el mal enfoque.
La mejor fotografía no es la más clara, ni la más exacta, sino aquella que logra retratar el alma de la persona o aspecto que sea tu objetivo.
En estas, mi espíritu apasionado salta a la vista, por eso me gustaron, y estoy segura que no es porque la lente sea la mejor, sino porque yo lo traía desbordante -igual que mis bubis…-.
sábado, 12 de febrero de 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
Redacción periodística
Hablaba por la mañana muy brevemente con un colega –vía chat- sobre mi visión acerca de la redacción periodística.
En realidad, no fui yo, sino mis (innumerables) lectores, quienes le atribuyeron el calificativo de “ecléctica”. Eso fue hace años, y ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta que efectivamente, ese es el término correcto.
Opino que la redacción periodística, mientras más breve, mejor. En la actualidad, e incluso en el pasado, el ritmo de vida ha hecho de la lectura un lujo que solo se pueden dar aquellos que gozan de tiempo libre, entre los cuáles no se cuenta a los infelices proletarios que debemos trabajar dos o más jornadas diarias para subsistir, y que acabamos el día tan cansados que nos dormimos apenas al agarrar un libro (o cualquier otra publicación impresa).
Suena incongruente, lo sé, de alguien que “escribe” o al menos supone que lo intenta, decir que no tiene tiempo para leer, pero tengo la teoría de también para leer existe eso a lo que se le llama “tiempo de calidad”.
Personalmente no tengo la pretensión de reputarme como erudita en la materia, pero sí tengo derecho a tener una visión crítica acerca de todo lo que leo, aunque sea el trabajo de mis compañeros, amigos y el mío mismo. Acaro que con esta última persona soy aún más rigurosa.
Y lo diré con la misma rudeza con la que lo pienso: me da hueva leer esos textos tan largos, llenos de vicios y tarugadas que insultan y contaminan mi, de por sí ya bastante erosionada inteligencia.
Me enfada leer cuartillas enteras por minutos y al final quedarme llena de interrogantes, o peor aún, de desesperación al ver graves faltas gramaticales, vicios y también mentiras, palabras inventadas, suposiciones que se dan por hechos, irresponsables afirmaciones que no se documentan, expresiones vulgares (sí, como “me da hueva”, ya sé), ¡pleonasmos!
Tristemente, el periodismo en esta región fronteriza –no todo- está de la chingada.
Por eso prefiero leer poco, pero que sea algo bueno, no esos textos largos llenos de paja, como se dice en el argot periodístico al relleno inútil, solo para cumplir con una decorativa extensión.
A propósito de eso, yo tenía la intención de escribir esto en menos de dos mil 500 caracteres, así que por el momento hasta aquí lo dejo, no sin antes reconocer a aquellos pocos capaces de capturar la atención del lector con contenidos enigmáticos, verdaderamente interesantes o creativos, que contribuyan a enriquecer el conocimiento sin caer en lo rebuscado, y para quienes además hacen que el la redacción periodística se parezca al arte literario –si además le dan un toque de buen humor, se los agradezco-.
En realidad, no fui yo, sino mis (innumerables) lectores, quienes le atribuyeron el calificativo de “ecléctica”. Eso fue hace años, y ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta que efectivamente, ese es el término correcto.
Opino que la redacción periodística, mientras más breve, mejor. En la actualidad, e incluso en el pasado, el ritmo de vida ha hecho de la lectura un lujo que solo se pueden dar aquellos que gozan de tiempo libre, entre los cuáles no se cuenta a los infelices proletarios que debemos trabajar dos o más jornadas diarias para subsistir, y que acabamos el día tan cansados que nos dormimos apenas al agarrar un libro (o cualquier otra publicación impresa).
Suena incongruente, lo sé, de alguien que “escribe” o al menos supone que lo intenta, decir que no tiene tiempo para leer, pero tengo la teoría de también para leer existe eso a lo que se le llama “tiempo de calidad”.
Personalmente no tengo la pretensión de reputarme como erudita en la materia, pero sí tengo derecho a tener una visión crítica acerca de todo lo que leo, aunque sea el trabajo de mis compañeros, amigos y el mío mismo. Acaro que con esta última persona soy aún más rigurosa.
Y lo diré con la misma rudeza con la que lo pienso: me da hueva leer esos textos tan largos, llenos de vicios y tarugadas que insultan y contaminan mi, de por sí ya bastante erosionada inteligencia.
Me enfada leer cuartillas enteras por minutos y al final quedarme llena de interrogantes, o peor aún, de desesperación al ver graves faltas gramaticales, vicios y también mentiras, palabras inventadas, suposiciones que se dan por hechos, irresponsables afirmaciones que no se documentan, expresiones vulgares (sí, como “me da hueva”, ya sé), ¡pleonasmos!
Tristemente, el periodismo en esta región fronteriza –no todo- está de la chingada.
Por eso prefiero leer poco, pero que sea algo bueno, no esos textos largos llenos de paja, como se dice en el argot periodístico al relleno inútil, solo para cumplir con una decorativa extensión.
A propósito de eso, yo tenía la intención de escribir esto en menos de dos mil 500 caracteres, así que por el momento hasta aquí lo dejo, no sin antes reconocer a aquellos pocos capaces de capturar la atención del lector con contenidos enigmáticos, verdaderamente interesantes o creativos, que contribuyan a enriquecer el conocimiento sin caer en lo rebuscado, y para quienes además hacen que el la redacción periodística se parezca al arte literario –si además le dan un toque de buen humor, se los agradezco-.
jueves, 13 de enero de 2011
Ya estoy en edad
UFF!!! He visitado mis viejos blogs y …
Me doy cuenta que debo escribir más, mejor y más seguido.
Por favor, es urgente (lo digo para mi misma).
Me doy cuenta que debo escribir más, mejor y más seguido.
Por favor, es urgente (lo digo para mi misma).
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